Archive for March 2011

You Learn


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Golpe de gracia


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Esa salida del sábado fue un error; pero uno aprende de los errores.

Soy de las que siempre he aprendido de los errores de los demás y así me he evitado un montón de estrellones y roces innecesarios.  Eso que me pasó era la primera vez, no lo vi venir, no tenía referencias previas y bueno, lo cometí. Cometí el error y aprendí de ello.

El domingo por la noche mi mejor amigo de aquí me armó de valor.  Llegué a algunas conclusiones, pensé, consideré y acepté cosas que estaban ahí como en el aire. Y avancé.

El lunes cumplió mi papá. El hombre más especial de mi vida, y le hice la cena.  Todo el día me la pasé triste, recordando cosas y llorando. No me acordaba de lo que había avanzado, así que volví a salir con mi mejor amigo en la noche, ya tarde.  Dimos una vuelta, compramos un par de smirnoff ice y me quedé sólo con 100 pesos en el bolsillo; pero di el golpe de gracia.

Maté los virus de la gripa que anda por ahí para que no me joda si tenía la intención. Maté los malos sentimientos, los malos pensamientos, las ideas repetitivas, las malas intenciones, todo aquello que me mantenía estancada y ahí revolcándome en un agua podrida.

Subí la alegría, hablé sin tapujos, lo escuché, me escuchó, me cacheteó en el aire para hacerme reaccionar y se tomó conmigo las dos botellas.  Claro que me las tomé casi todas yo, él era el conductor elegido.

Es increíble lo que hace la oración, la paciencia, la rabia y el vodka.  Dios me da fuerza, la paciencia me da resistencia, la rabia me da razones y el vodka.... el vodka da el golpe de gracia.

Ayer amanecí mejor, muy contenta y diferente. Lo pensé por ratos, pero ya no como antes. No lo busqué, o si lo hice no me acuerdo; por lo que va entrando en ese maluco destino de mis olvidos selectivos.  En menos de una semana debo estar ya perfecta, es decisión tomada.  Y por si las moscas, este finde pretendo repetir la dosis de vodka, pero ya no dos smirnoff ice sino una (o dos) de las grandes. Sí señores... eso es golpe de gracia doble o triple y sanseacabó la maricada.

Sí, el golpe de gracia está dado. Ahora a esperar a que pasen esos segundos eternos posteriores al golpe, en los que eres consciente de lo que está pasando, y por fin.... te mueres.

Hoy voy al psicólogo por primera vez en mi vida adulta, por redundante que eso parezca.  Mi cartón ya me rindió lo que me tenía que rendir, y alguien más tiene que ayudarme a cargar la bolsa de basura que tengo por dentro, para que se lo lleve el camión.  En Abril vuelvo al gimnasio, no el viernes pero sí el lunes. Y así... sigo mi vida, preparándome para dejarte atrás, para avanzar mientras te quedas en el mismo punto, para que cuando vuelva sea una persona diferente.... unreachable.

El golpe de gracia está dado.... ahora muérete, que a mí me queda mucha vida por vivir.
Dejémonos de vainas (citando al programa de mi infancia): estoy way better así. For real. ;)

¿Será posible?


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Anoche cometí otro error. Sí, ya sé que tengo que ser algo más "inteligente".

Salí con sus amigos.  Les conté las nuevas, si sabían se hicieron los locos.  "Habla, habla, desahógate, cuéntanos como estás", me decían.  Así que empecé a hablar.

- Me siento mal, tengo rabia, estoy triste, creo que lo odio y estoy demasiado resentida
- No deberías. ¿El estaba con ella estando contigo?
- Me dijo que no, pero no sé.
- Entonces no debería importarte.

WTF!!!
WHAT-THE-FUCK!!!!

- Ese no es el punto. El punto es que le tomó menos de quince días reemplazarme. Se fue con ella de paseo en carnavales, mucho hijueputa.
- ¿Pero por qué es hijueputa, si ya no estaba contigo? No debería importarte su vida
- Me siento traicionada
- No te traicionó

JODER.

- En fin.  Además, me dijo que había estado el último año conmigo "por la costumbre". Y que además se había entrompado con su mejor amiga dos veces estando conmigo.
- ¿Y no has pensado en cómo se sentía él mientras estaba contigo? Él tiene un lío emocional y no sabe qué quiere ni cómo lo quiere, ni qué necesita. Estaba confundido, no deberías sino agradecerle que tuvo los pantalones de dejarte. Es más, tú tenías que haberte querido más y no ponerle las cosas tan fáciles, así hubiera estado motivado y seguro hubiera dado más de sí, mira que a nosotros nos pasó eso y.......

BLA, BLA BLA.
WHAT-THE-FUCKING-FUCK!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

- Tienes que quererte más, darte tu lugar.  Si eso fuera así, seguro que él.....
- Siento que perdí tres años. Es un malparido, jugó conmigo, me hizo perder el tiempo. ¿Cómo es posible? No me digan nada, que yo lo conozco más que ustedes dos juntos y les digo con conocimiento de causa: EL TIENE PLENO CONOCIMIENTO DE QUÉ CULO LE PASA, tiene claro el problema, la solución y lo que debe hacer; PERO NO LE DA LA GANA DE APLICARLA. Me hizo perder el tiempo, ha sido lo peor que me ha pasado en la vida y....
- ¿Viste? Tienes que quererte más.....

WHAT?????!!!!!

- Sí, es como te decimos, si tú hubieras decidido no aguantártelo y no estar con él esperando a que se decidiera a estar contigo no hubieras perdido 3 años de tu vida, no hubiera jugado contigo y estarías mejor

(Tiene su punto de razón, pero sólo un punto)

- Ya, pero eso no lo exime de...
- Sí. Él no sabe lo que quiere, y tú te tienes que querer más, porque ..........

Dejé de escuchar, me puse a llorar, se callaron.  Me fui para el baño, lloré en el baño, salí y me senté. No volví a pronunciar palabra como por 45 minutos.

- Estás callada, cuéntanos qué sientes.
- Tengo rabia, ya les dije.
- Pero no deberías, eso te envenena el alma y no estás aprendiendo la lección, que es que te tienes que querer más para que no te vuelva a pasar lo que te pasó, porque él no sabe lo que quiere y .......
- Ya, ya lo dijiste. Toda la noche. Dejen de defenderlo, no me juzguen, no lo protejan, no lo....
- No lo estamos haciendo, lo que pasa es que....
- Sí lo hacen. Lo defienden y lo que pasó no es mi culpa (me puse a llorar otra vez)
- Ya, no llores, no pasa nada.... y no es cuestión de hallar culpables; pero si te quisieras más.....

Volví a dejar de escuchar. Me volví a quedar callada. Pidieron la cuenta, pagué lo mío, me subí en el carro, me dejaron en mi casa y ya.

¿Será posible, nojoda; será posible que además de jodida tengo que pedir disculpas porque me dejé joder?

PARA LA GRAN PUTA MIERDA.

Odio


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Soy de las personas que no odia.  Por lo general, ese es un sentimiento tan pero tan negativo que me da miedo el sólo pensarlo.  En una sola ocasión odié (de pequeña) a un profesor de matemáticas, y fue algo que dije que procuraría no volver a sentir.

No suelo amarrarme a malas energías o malos pensamientos o malos deseos hacia la gente.  No odio porque es un sentimiento que se vuelve en contra tuya.  No volví a odiar, hasta ayer.

El jueves llamé a mi ex (sí, primer error) para pedirle que nos encontráramos a hablar sin tapujos (segundo error) y que me dejara las cosas claras (tercer error) porque yo no entendía por qué había pasado todo.   Accedió, así que quedamos de encontrarnos a las 8.  Salí de mi cita médica a las 6, me fui caminando despacio hasta un almacén cerca de ambos lugares y me senté a esperar a que dieran las 8.  Me llevé un cuaderno, así que me puse a escribir mientras pasaban los minutos; ya que no había funciones de cine para entretenerme.

Al fin nos encontramos a las 8.30 prácticamente.  Al comienzo estaba a la defensiva y le pedí que me dijera las cosas con calma (cuarto error), y que me contestara una por una las preguntas que llevaba escritas.  Estuvimos "conversando" y me dijo que había estado conmigo los dos primeros años "esperando a que las cosas se arreglaran" y el último año "porque ajá".  Por costumbre.

Además, me dijo que ya tenía novia. Y que se había ido con ella de paseo sin haber pasado quince días desde que terminamos.  Que con ella "sí estaba haciendo las cosas al derecho", que se sentía bien y le gustaba.  Que no estaba ni tragado ni enamorado, pero que se sentía bien.

Grandísimo triplehijueputa.  Yo ya lo veía venir, a mí a veces me hace falta sólo tener una escoba y una bola de cristal.  Le dije (siempre con una sonrisa, TODA LA NOCHE), que le deseaba lo mejor pero que se diera un tiempo porque él no estaba bien para estar con nadie, a lo que me contestó que le agradaba verme, que no la iba a dejar y que le diera "una muy buena razón" para no seguir siendo amigos.  Además, me dijo que era una persona "muy valiosa, que todavía le importaba", y que "lamentaba mucho cómo se habían dado las cosas".

JODER.

Nos fuimos de allí (yo pagué la cena, aunque no comí casi nada), me dejó en mi casa y me dijo "adiós" dándome la mano.  Esa noche lloré toda la noche, sintiendo de nuevo el odio que hace muchísimos años no sentía.  Un odio visceral, un odio profundo, tan profundo como el amor que le tuve.  Un odio que me daba miedo de lo oscuro que era.  Odio. Profundo. Visceral. ODIO.

Al día siguiente, como yo no me quedo con las cosas, le mandé varios mensajes a lo largo del día diciéndole eso, que lo odiaba, que era lo PEOR que me había pasado en la vida (lo es, más allá del odio que le tengo), que era un hijueputa con todas las letras y que le deseaba con todas mis fuerzas que la vida le hiciera pagar lo que él me hizo a mi tanto tiempo.  Le dije otras cosas, muchas otras cosas, hasta que me aburrí.  Me contestó en su posición moral "superior" diciéndome que lo dejara en paz y que no quería saber más nada de mí.  Le contesté que evitara joderle la vida a la otra vieja, que no tenía ni arte ni parte en que el fuera un analfabeta emocional y que se muriera. Y que se muriera YA.

Lo dejé ahí.  Anoche cogí fuerzas, les dije a mis papás, quienes seguro lo odian tanto como yo.  Además, regué la voz entre sus amigos y los compañeros de la oficina, quienes coinciden conmigo: ES UN GRANDÍSIMO MALPARIDO TRIPLEHIJUEPUTA.

No se merece ni las sobras de mierda de nadie, y aún así se cree más que todo el mundo.  Además, me dice que "no fue a darme razones para odiarlo", cuando es que no las necesito.  La razón más importante para odiarlo es él mismo. Es el peor ser humano del mundo.

Sí, respiro por la herida. Y ojalá la vida, el karma, Dios o lo que sea le hagan pagar lo que hizo.  Porque no es justo que juegue con alguien 3 años y luego pretendan que no lo odien y se alegren de sus "nuevas intenciones".

Ya, no me digan nada. Que si debí o no debí hacerlo, ya lo hice. Que si debí o no debí decirlo, ya lo dije. Que si debí o no debí estar con él tanto tiempo, ya el tiempo pasó.

Pero lo odio. Ya no tanto como ayer; pero lo odio.

Es lo peor que me ha pasado en la vida, y lo odio.
Menos mal ya se fue y deja la vacante para una mejor persona y un mejor hombre, pero lo odio.

Como dice la canción: "No vales ni un plomo que yo dispare para matarte".  Ni eso.

LO ODIO.

¿Amor?


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En varias ocasiones, en varios posts y en varios blogs anteriores (no en este, primera vez aquí) he hablado del amor.

El amor como sentimiento, como idea, como decisión, como opción de vida, como solución, como problema, como todo lo que es.

Anoche hablaba con un amigo y llegué a la conclusión (en medio de mi "dolor" y mi falta de entendimiento) que el amor de pareja es la idea mejor vendida y más sobrevalorada de la sociedad consumista moderna.  Así, textualmente.

Díganme una cosa.  ¿Para qué nos ponen a nosotras las niñas desde pequeñas a buscar a un hombre? ¿Para qué enseñan a los niños desde pequeños a conquistar a una mujer?

Para nada, porque lo único que ellos quieren es acostarse con nosotras, y lo único que nosotras queremos es que nos presten atención y nos dediquen tiempo y nos regalen cosas y nos oigan y nos consientan y nos mimen y nos hagan sentir............. eeeeeeeen fin.

¿Cuál es el punto de querer juntar (más allá de las razones físicas, instintivas y genéticas de reproducción y "mantenimiento" de la especie) dos figuras tan diametralmente diferentes?
¿Para qué se casa una mujer si no es para ser la empleada de la casa? ¿Para qué se casa un hombre si no es para proveer y para luego desear otras mujeres?

Es que no le veo mayor sentido práctico, y quédense con esa palabra: práctico.

Uno puede amar a los amigos, ser como uno es estando con ellos, dejar de verlos por un tiempo, compartirlos y hacer cosas nuevas.  Y todos felices.
Uno puede amar a su familia, compartir la casa, las costumbres, los horarios, y en muchos casos verlos sólo en navidad y año nuevo. Y todos felices.
Uno puede amar su trabajo, y no tengo que explicarlo. Y todos felices.
Uno puede amar a la vida misma, a los niños, a los animales, a la naturaleza, a las pasiones y los hobbies. Y todos felices.

Pero uno ama a alguien como pareja y se cierra a muchas cosas. Y es bonito mientras dura, porque todas las historias de amor de pareja son lindas cuando comienzan y en los in-between. Cuando terminan y uno mira para atrás, por lo general uno recuerda el dolor y cómo se sintió al final. A no ser que hayan pasado como 6 años. Digo.

Uno consigue una pareja y se idealizan mutuamente, construyen cosas mutuamente.... ¿para qué, si al final habrá otro reemplazo? No es que uno encuentre a LA PERSONA. No. Uno encuentra un reemplazo, alguien con quien llenar un vacío que la misma sociedad nos impone.

A la mierda. Me quedo con todos los otros amores, y todos felices. O al menos yo.

Para hijos no necesito un man, sólo un banco de semen. O un bebé que nadie quiera.
Para que me cuiden de vieja no necesito hijos, porque ellos estarán ocupados viviendo sus vidas. Para eso necesito dinero para pagar un asilo o una enfermera.
Para que me acompañen en la vida realmente no necesito a nadie, porque en la panza de mi mamá estaba sola, nací sola, he vivido sola y definitivamente moriré sola.

So, you people tell me, What's the point of it?

Porque yo la verdad lo veo supremamente inconveniente.

Y ojalá me hagan tragarme mis palabras. Pero digo hoy que no me meto con más nadie. (No es que no me vuelva a enamorar, es que no me vuelvo a meter con más nadie. It's pointless)

10 Toj


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Anoche veía con mis papás un programa en The History Channel sobre la cultura Maya.   En el programa explicaron el sistema de "signos zodiacales" o nahuales o nawales (no sé cómo se escribe correctamente) que tenían.  No son "signos zodiacales", es lo que más cerca explica lo que son los nahuales.

Según la cultura Maya, uno nace bajo un nahual y un número.  La combinación de ambos se repite una vez cada 52 años.  Imagínense un círculo con 20 nahuales (o signos) que gira dentro de otro más grande que son 13 meses según el calendario lunar, de 20 días.  Esas dos ruedas van girando sobre números del 1 al 13, de tal forma que la combinación número + nahual se repite cada 52 años. O eso entendí.

Me pareció interesante porque combinan varias cosas.  Yo no creo en la astrología pero eso no era astrología.  Era el conocimiento de las estrellas vinculado al conocimiento de la madre tierra y al potencial de curación y el flujo de la energía que cada uno trae consigo.

Me puse a investigar y me encontré una página en donde uno puede calcular su número + su nahual, y luego te explican muy pobremente qué significa.  Busqué luego información de mi nahual en esta otra página y encontré algo más en detalle, y me sorprendí de lo bien que me define (aunque admito que el significado principal no me gustó ni poquito).

Según ellos, soy 10 Toj, y me define muy bien.  Dice cosas de mi que en ninguna parte había leído antes, así que le doy su poco de credibilidad.

Anímense, y busquen qué "son" ustedes, cuál es su nahual y su número... tal vez a alguno le sirva para darse una luz en el camino. Digo.

Me voy a atrever


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Me voy a atrever a dejarte ir, a tomar la decisión definitiva y a dejar de pensarte.
Me voy a atrever a quitarle el oxígeno a la llamita de amor por ti que se resiste a morir.
Me voy a atrever a dejar las cosas así, aunque estén inconclusas.

A abrazar el pensamiento de que ya no me quieres.
A abrazar mi soledad otra vez, y a recibirla con una sonrisa.
A dejar el tiempo pasar, aunque duerma la mitad de los días para no pensarte, aunque luego te sueñe.

A encarar mi situación, a enfrentar mi corazón.
A buscarle un botón de Mute a mis sentimientos, y uno de Forward a mis pensamientos.
A esperar al siguiente. Aunque no quiera que haya un siguiente. Aunque muy en el fondo sienta que esto no ha terminado.

Me voy a atrever a matar lo que queda de ti dentro de mi. Aunque tu no lo sepas.

Amigos


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Soy de pocos amigos, de muy pocos amigos.

En el colegio andaba con un grupito y sólo con mi grupito. Dentro de ese grupito tenía mi sub-grupito, y una mejor amiga, N.
N. hablaba conmigo y me contaba sus cosas, hacíamos juntas las tareas, almorzábamos en la casa de la otra y hacíamos lo que las mejores amigas (en mi época) solían hacer.  Hasta que salimos del colegio y cada una cogió por su lado.

En la universidad, tuve varias mejores amigas, por épocas. Al comienzo, fue A. Luego fue M. Luego fue E. Y creo que ya ninguna de las tres es mi mejor amiga, sólo son amigas.  Creo que nunca he sido lo suficientemente amiga de nadie como para que la amistad perdure en el tiempo.  Por lo general me interesa poco la vida de los demás por andar enmimismada y peleando con mis problemas. O no sé, tal vez porque cuando hablo con las otras siempre las someto a interrogatorios y no a conversaciones. No sé.

Mejores amigos, en cambio sí tengo. Está E., y F., principalmente. De vez en cuando hablo con otro F., con R. o con C. Todos, menos uno, están lejos. Y con todos me hablo poco, aunque a casi todos les cuento muchas cosas de mi vida. Supongo que los hombres me inspiran más confianza que las mujeres.

Amigos en el medio, sólo amigos, tengo pocos.  Muchos conocidos, mucha gente con la que hacer planes, con la que salir y conversar un rato; pero amigos de verdad... unos cuantos.

Anoche salí con una pareja de amigos que son amigos de él y que se volvieron amigos míos. Hablé, hablé y hablé (no me había dado cuenta de cuánta falta me hacía), y me escucharon y me entendieron (no me había dado cuenta de cuánta falta me hacía).

Salí de mi casa semi apagada, y al primer lugar al que fuimos me sentí incómoda. Estaba pendiente de otras cosas, pensando en otras cosas, con mi cabeza en otro lado.  Poco a poco, y cuando cambiamos de sitio para hablar, me sentí mejor. Y hablé y hablé y hablé y los escuché mucho rato, y a pesar que son sus amigos (en principio) y que nunca les había tenido tanta confianza (aparentemente), me sentí bien.

En medio de la charla llegué a varias conclusiones de esas que de vez en cuando saco.  La primera es que no le doy a la gente la oportunidad de acercarse, por miedo o por lo que sea, cuando mucha gente está viviendo y sintiendo lo mismo que yo.  Creo que ayer varias cosas que dije les fueron provechosas... y muchas de las que ellos dijeron a mi me sirvieron mucho.

La segunda es que no puedo seguir encerrada en mi misma y pretender no estar sola cuando lo necesito. Si bien no espero nada de la gente, hay muchas personas que pueden regalarme cosas lindas y a las que yo les puedo apoyar. Porque me gusta estar ahí para mis amigos, aunque tenga pocos, muy pocos.

Las otras conclusiones son para mí, algo me tengo que reservar, ¿no?

Creo que me voy a animar a tener más amigos. Creo que me voy a dar una oportunidad con la gente, a hacer uso de mis dos orejitas y mi única boca. Creo que me puedo hacer más amiga de la gente, porque ayer me arreglaron la noche y creo que yo les arreglé la de ellos.

Amigos. =)

Creo que soy bipolar


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A veces pienso eso, cuando me pasan cosas como hoy... o bueno, como desde ayer.

Anoche me dormí repensando las cosas, cual vaca rumiante. Sí, lo admito, soy una vaca rumiante de pensamientos. ¿Qué le hago, si es mi vicio?

Me dormí pensando en lo mismo, dándole vueltas a todo por enécima vez, sin sentido, sin norte, sin razón aparente.  Y soñé algo extraño, y soñé con él.  Soñé que lo volvía a tocar, a abrazar y a acariciar, que me decía que aún me quería y que quería iniciar las cosas otra vez.  Le dije que aún lo quiero pero que para tener otra vez algo con él tenía que saber varias cosas, y le hice unas preguntas a las que en el sueño me contestó con negativas o con silencios que asumí por negativas.  Y entonces le dije que no podía, que yo necesitaba más de él.

Al levantarme, me desperté con una sensación de tristeza -que es lo que siento principalmente: tristeza y rabia- porque él no estaba dispuesto todavía -todavía- a dar más de sí por la relación, por él o por mí.  Sin embargo, con el paso de los minutos y un par -sólo un par- de lágrimas, me enfoqué en lo positivo ("positivo"): mi inconsciente va entendiendo que yo necesito algo más. Como persona, como mujer.

Luego me acordé que yo tenía un cuaderno en donde escribía a mano cómo me sentía y que hacía ya muchísimo rato que no escribía con mi puño y letra.  Esperé a estar "sola", y lo busqué.  Releí lo escrito, hace casi exactamente 2 años, y me di cuenta que sigo aún en la misma situación.

Seguía, porque ya él no está, aunque siga haciendo parte de mis días en mi cabeza.

Busqué otro cuaderno y encontré algo que hice hace aproximadamente un año.  Hice una autoevaluación de mi vida, de lo que había hecho, lo que estaba haciendo y lo que iba a hacer.  Esa autoevaluación se extendía a mi relación... y se suponía que él iba a hacer lo mismo.  No sé si lo habrá hecho.

Hablando con un amigo mientras leía todo eso, me sugirió que lo quemara.  Depronto alguna vez lo haga, porque con mi supremamente mala memoria .... aunque bueno, yo no sé si quiera recordar tantas cosas negativas.

Y estuve triste hasta hace un rato.  Me senté en el pc y revisé correo, respondí cosas, vi fotos y empecé a interactuar con gente... y me fui animando.  Ahora no es que esté muriendo de la felicidad; pero sí estoy bastante mejor.  Ya al menos me atreví a dar la cara y ponerle un nombre y una ciudad a mi Twitter.  Si alguna vez me encuentra, que no me siga.  Si me quiere leer que me lea; pero que no me siga.

Creo que soy bipolar.  Una bipolar a la que definitivamente no le gusta bañarse.

Una bipolar que ayer estaba triste y hoy está feliz, y mañana y pasado mañana viceversa.

¿Será?

Genuina felicidad


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Ayer descubrí una sensación nueva.

Mi primera relación significativa en la vida fue con un español, fue de lejos, fue por internet y fue por casi dos años. Sí, fue una locura.

Fue bonita, fue hermosa, fue llena de detalles que pretendían llenar el gran vacío físico que había entre los dos.  Fue una historia llena de rosas rojas, de perfumes, de cartas escritas a mano, de fotos, de videos, de voces grabadas, de mensajes que iban y venían. Fue una historia en donde el simple detalle de ver el movimiento de la boca Y que concordara AL TIEMPO con el sonido de la voz era algo digno de erizar la piel.

Fue preciosa.

Pero se acabó, como todas mis relaciones en mi larga corta vida.

Como siempre, metí todos esos recuerdos en una caja y los subí a lo más alto del clóset donde ni el comején llega.  De vez en cuando movía las cajas para reacomodar las cosas, y me sentaba con calma a leer, ver y oler todo de nuevo.

Por mucho tiempo sentí mucha rabia, porque él prefirió 40 euros que le devolvieron al cancelar un tiquete comprado para venir a verme, en vez de venir a darme la cara y explicarme todo.  Aún pienso que fue cobarde, porque tomó la salida más sencilla.  Pero bueno, la rabia pasó.

Por mucho tiempo sentí mucha nostalgia, al pensar que la primera vez que me proyectaba haciendo familia (lo cual es supremamente INUSUAL en mí) había fracasado y ya no tenía con quien.  Nostalgia de haber viajado, de todo lo que vivimos, de que fue un príncipe que al final se volvió un sapo, de todas palabras, los detalles, las pequeñas cosas que le dieron sentido a mi vida y que hoy me hacen valorar muchísimo más todo.  Pero bueno, la nostalgia pasó.

Por mucho tiempo sentí mucha paz, cuando hubieron (me entró la duda... ¿así se dice?) pasado todos esos sentimientos y las aguas de mi corazón quedaron quietas.  Cuando entendí que aunque no sé si fue lo mejor que pudo haber pasado, era lo que tenía que pasar.  Cuando dejé ir.

Hasta ayer sentía esa paz. Paz incalculable, paz verdadera, paz de corazón.

Ayer (mejor dicho: anoche)....
Anoche volví a revolver las cajas para meter las dos últimas cosas que me faltaba por guardar-esconder (¿guasconder?) de mi segunda relación significativa.  Ya en otra caja estaban muchos de los detalles iniciales, historias, flores, y otras cosas más.  Faltaban un par de ositos, y ya están allá donde no llega ni el comején.

Como no tenía más cajas donde meterlos, los metí en la cajita donde estaban las cosas del español.  Y antes de meterlos, saqué las cosas para acomodarlas, y me encontré con su diario. Sí, su, de él. El diario que hizo, supuestamente, desde el día que me conoció por internet hasta... pues, hasta que se aburrió de mi.

No lo leí completo, sólo los primeros "días".  Tampoco escribía mucho, así que digamos más bien que fueron las primeras páginas.  Ayer caí en cuenta que de eso ya han pasado exactamente 6 años. Me sorprendí.

Y me sorprendí aún más al leer la historia ya no con paz, sino con felicidad.  Con felicidad y casi orgullo de que esa fuera MI historia. MI vida, MI pasado. Eso me pasó a MI. Me definió, me marcó, me cambió.  Y lo leía con una sonrisa en los labios, sin ningún tipo de sentimiento más que eso: felicidad.

Genuina felicidad.

Felicidad de que ese pedacito de historia, aunque hubiese terminado mal, me tocó a mi, y mientras duró (y antecito de su final) fue genial.
Felicidad porque por un breve período de tiempo tuve un príncipe que me llenó la vida de rosas, de flores, de detalles, de cartas, de mensajes, de amor.
Felicidad porque luego se volvió un sapo, y comprendí que lo que quería yo no era un príncipe, sino un caballero. (Y bueno, tuve mi caballero, mi hombre, y ya la verdad es que no sé qué quiero entonces)
Felicidad porque es mi pasado, y si fue un error ya pasó, y si fue algo lindo ya pasó, y si fue algo mal hecho ya pasó.  Y ya pasó, y me define, y hace parte de mi vida, de mi historia, de quien soy hoy al escribir esto.

Felicidad porque he vivido. Porque he amado.

Al cerrar el diario y guardar los osos y subir la caja y cerrar el clóset sentía que literalmente, había crecido. Me sentía diferente: mejor mujer, mejor persona, mejor ... yo.

Como si me hubiera quitado un lastre de encima, como si por fin hubiera entendido el real sentido de las cosas.  Como si por fin -por fin- hubiera dejado ir. Vaya, que sentir paz no es suficiente.

Sentí que maduré. He crecido y he cambiado. Soy mayor ahora.  Habré llegado ya ahora sí a "esa edad", seguramente, en donde no importa lo que hice: igual es lo que hice. Y hecho está.

Esté donde esté, siempre hará parte de mi vida. Y yo de la suya.  Y entender, o mejor, sentir que todo fue bonito a pesar del dolor.... eso ha permitido que me de cuenta que sí, es un capítulo cerrado, y es yo.

Es yo. Es yo, y yo soy feliz. Y sentí eso así, de ayer para hoy.

Pasando la página


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Anoche me dormí pensando en ti. A media noche me desperté a pensar en ti. Esta mañana me levanté pensando en ti.

La conclusión de tanta pensadera es que voy a hacer un esfuerzo consciente por dejar de pensarte. Al fin y al cabo esto es lo mejor para todo el mundo, así que pasaré la página y escribiré un nuevo futuro para mi. Sin ti.

0 expectativas= 0 desilusiones + N sorpresas


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Esa era mi filosofía de vida, hasta que me reencontré con R. y con el paso de los días tuvimos algo. Algo significativo para los dos, pero carente de significado para ambos.  Nos juntamos por varias razones y no permanecimos juntos por esas mismas.

Me bajó una estrella y me hizo varias docenas de rosas en servilletas; rosas que jamás se marchitarían, y una estrella que jamás dejaría de brillar.  Éramos amigos y aún lo seguimos siendo, aunque no tanto como en aquellos días.

Un día, le comenté de mi filosofía de vida: No espero nada de nadie.

Hace muchísimos años me aburrí de esperar cosas de la gente, de esperar que me quisieran, que me hablaran, que me correspondieran. Y decidí que lo mejor sería seguir haciendo mi vida sin importar -ni esperar nada de parte de- el resto de la gente.

Él me dijo que eso no estaba bien.  Que uno debía siempre tener expectativas en las personas y creer en la gente para que la gente le diera lo mejor a uno, y se motivara a hacerlo.  Me dijo que si él no creía en mí entonces cualquier cosa que hiciera iba a ser insuficiente para él.  Que si no esperaba algo de mí entonces yo no iba a darle nada, mucho menos lo que él esperaba.

Yo le dije que igual si a la persona le nacía hacerlo lo iba a hacer, sin necesidad de que la otra persona espere algo. Así me parece a mí que son más lindas las cosas... cuando la gente hace las cosas porque le nacen y no porque es lo que se espera de ellas, como si tuvieran una promesa que cumplir basados en una presión social.

Me dijo que eso estaba mal, que no era así. Así que, por una vez en mi vida, me dije que iba a probar su teoría. Así que esperé cosas de la gente. Esperé cosas de mi familia, esperé cosas de mis amigos, esperé cosas de mi misma, esperé cosas de M.

Y todo el mundo -incluida yo en el montón- me defraudó(é).  Lo que esperé no se cumplió, nadie lo hizo. Ni mi familia, ni mis amigos, ni yo misma, ni M.

Un día puse esa frase en Twitter.  M. la vio y me preguntó que si yo no esperaba nada de él o del "nosotros" de aquellos días. Le dije que sí, que sí lo esperaba, y esperaba bastante. Al parecer esa respuesta lo tranquilizó.

Fui yo la que quedó intranquila con la respuesta que yo misma le di.  Me di cuenta que estaba esperando cosas de él, del "nosotros" de aquellos días, de mi misma y de un contexto que no iba a cambiar.  Me di cuenta que estaba esperando cosas que de antemano sabía que no iba a recibir.

Las cosas con M. terminaron, y me dejan muchas lecciones de vida.  Entre esas, el no volver a esperar nada de nadie.

Que la gente haga lo que le plazca, pero que todo lo que hagan sean sorpresas positivas para mi.  Si no espero nada de nadie no me puedo desilusionar porque no me van a defraudar.  Muy por el contrario, si no espero nada de nadie y hacen algo lindo, será una sorpresa agradable.  Y si no recibo nada, pues no sufriré... porque no esperaba nada de todas formas.

Así que vuelvo a la que siempre fue mi filosofía de vida: 0 expectativas = 0 desilusiones + N sorpresas.

Está abierta para el que la quiera adoptar, aunque no espero que lo hagan. =P

No espero nada de ustedes que me leen, ni de mis amigos de ahora ni de los de antes. No espero nada de M. ni de los hombres-príncipes-sapos que han pasado por mi vida, y no espero nada de los que vendrán. No espero nada de mi familia ni de mis conocidos. No espero nada de mi trabajo. Sólo espero mucho de Dios, porque sé de antemano que Él no me defraudará.

Al final esa filosofía no me sirvió de nada... y como dice la misma tía de R., lo que no sirve, que no estorbe.

Osito


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Tengo un osito casi desde que tengo uso de razón. No recuerdo tenerlo cuando estaba pequeña y vivía en otro país; pero sí desde que volví a éste.

Ha dormido conmigo el 90% de mis noches, porque ya de grande prefiero dejarlo en casa, no sea lo que me pase lo que ya me pasó: olvidarlo en el sitio donde me quedo. Y es que yo soy demasiado despistada.

Este pequeño precioso me ha acompañado siempre al dormir. De pequeña, cuando tenía sueños recurrentes con brujas y esqueletos (las cosas más terroríficas para mí en esos días), lo abrazaba fuerte y decía una pequeña oración con los ojos cerrados.  Mi osito me escuchaba y me devolvía el abrazo, dándome seguridad porque no estaba sola en mi cama.

Cuando fui creciendo también estuvo conmigo. Debe saberse igual todas las canciones de Radio Tiempo que escuchaba antes de dormir. Me ha visto llorar infinidad de veces, por cosas que me pasaban en el colegio, en la universidad, con los amiguitos, los noviecitos, el trabajo y los novios como tal. Principalmente han sido cosas del corazón... tristezas que le oculto a todo el mundo menos a él, porque él está conmigo todas las noches de su vida.

Ha orado conmigo, ha llorado conmigo. Me ha ayudado, en silencio y con su pelaje cálido, a recoger los pedazos de mi corazón roto, a secarme las lágrimas de los ojos y a calmar mi rabia.  Ha estado ahí. Siempre.

Es de las pocas "cosas" a las que estoy apegada y a las que guardo demasiado demasiado cariño. Podría decir que amo a mi osito, sí.  Es de las pocas "cosas" -porque no lo veo como una cosa- con las que definitivamente no podría dejar de vivir.  Si me voy del país o de la ciudad por mucho tiempo, irá conmigo. Si me caso, irá conmigo. Es pequeño, cabe entre mis brazos y no molesta a nadie.

Es café, y tiene su piel raída como ahora está mi corazón. Es pequeño, pero le cabe todo el amor del mundo, y cabe entre mis antebrazos. Se ha ido descosiendo, como se descose la vida de uno a veces; pero así como uno se remienda, yo lo he remendado a él. Tiene los ojos pequeños y redondos, unos ojos negros parecidos a los míos. Tiene su nariz chiquita, que varias veces me ha tocado pegarle con goma. Sus manitos y pies son perfectas. Y su pancita y su espalda son lo más lindo que tengo.

Él sabe, me conoce.  Sabe qué he hecho en cada momento de mi vida, con quién y por qué. Ha contado todas mis lágrimas y mis rencores. Ha aliviado mis penas, y me he aferrado a él como si no hubiera más nadie en el mundo que pudiera abrazarme.

Mi osito. No tiene nombre, yo no soy de las que bautizo las cosas. Es mi osito. Mi osito perfecto, un reflejo de mí aunque esté ya viejito. No quiero reemplazarle el peluche porque ya no sería el mismo. Yo lo amo así, con la piel raída, cosido mil veces y con una nariz que se le vive cayendo.

Así como espero que me quieran a mí.

Volví


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A mi casa, a mi cama, a mi blog, a mi vida.

Y volví llena de energía, de espontaneidad, de felicidad y de decisión.

Estos fueron días en los que sí, pensé en ti prácticamente desde que me levantaba hasta que me dormía. Y sí, a veces incluso apareciste en sueños.  Gracias por terminar de exorcizar tú mismo tu fantasma y tu recuerdo. Porque cada pensamiento me alejaba más de ti y del nosotros que fuimos. Porque cada sueño me dejaba más claro que eres parte de mi historia... esa historia que me hace quien soy y que define lo que seré.

Te pensé demasiado, pero te pensé en calma. Te pensé sin sentimientos, te pensé sin rumbo fijo. Me perdí en ti, en nuestra historia, en lo que éramos nosotros. Me perdí en el pasado, me perdí en mi presente, en lo que alguna vez fue nuestro futuro y que ya no lo será más. Me perdí en mis ilusiones y en las tuyas, en mi corazón y en lo que conocí del tuyo, en tu vida y en lo que me dejaste vivir de la tuya.

Y volví.

Volví con la plena certeza de que mi historia contigo fue totalmente diferente a las demás historias de mi vida. Pero aún así, su final es el mismo a todas, y su continuación es inexistente para mi entendimiento. Tal vez no inexistente para mi corazón; pero a ese necio la razón lo calla.

Volví de revivir nuestro nosotros, volví de reconciliar nuestro pasado con un futuro que nunca fue y con otro que ya pasó. Volví de mezclarme nuevamente contigo, de dejar que te sumergieras en mi y de disfrutarnos juntos. Volví de los paseos, las caminadas, las conversaciones, las proyecciones, las ideas y las decoraciones. Volví de los momentos, de las risas, de las lágrimas, de los abrazos y los besos, de tu casa y de la mía.

Volví. A mi presente, a mi vida, a tu ausencia y a la mía.
Volví a quien soy, a quien no era, a quien no seré pero que seré.
Volví a ponerle play a mi existencia, porque la había dejado en pausa esperando por ti; pero mi historia previa me dice que eso no pasará... y aunque pasara, el solo hecho de no esperarte ya marcaría una diferencia; porque no me encontrarías congelada, sino llena de vida para un nuevo tu con una nueva yo.

Volví, a abrirte las puertas y hacer una excepción en mis protocolos sin que lo sepas. La puerta está abierta aunque la creas cerrada, y con eso sabré -y tu también sabrás- si en verdad quieres abrirla. Porque al que llama, se le abrirá. No la abrirás porque sabes que está abierta, sino con la intención y el deseo de ser la llave que abrirá el candado.... y el entrar por una puerta porque sí es muy diferente al entrar por una puerta con determinación.

Volví, a estar vacía para llenarme de mi misma; para que mi vida, mía y sólo mía, tenga sentido.  Porque eso de vivir por y para ti lo dejé en el mar hoy a medio día.

Recogí mi espontaneidad y mis locuras, envolví mi pena y me la guardé en el bolsillo, y dejé que el sinsabor y el miedo se disolvieran entre la sal del mar. Dejé que la inmensidad de la vida me llenara, y que la fuerza de las olas se impregnara en mi piel. Permití que el sol me tiñera de vida mis hombros y mejillas, y que la brisa me recordara lo lindo que es sentir un abrazo cuando se está muerto de frío. Abracé la inmensidad, respiré sal y besé mis labios, porque no necesito a nadie más para sentir lo que sentí.

Me metí al mar vestida, así como fui a dar el paseo. Porque la vida no espera a que uno vaya a ponerse el vestido de baño, ni a que uno se recoja el pelo. La vida está ahí, esperando a que actúes, porque lo vas a disfrutar igual lleves el atuendo que lleves. Y yo, hoy a medio día, decidí vivir mi vida en el momento. Construyendo mi futuro a punta de momentos, haciendo mi camino a punta de pasos pequeños.

Y fui feliz.
Sola, sin vestido de baño, con frío. Pero feliz.

Feliz porque no te necesito. Y porque cuando vuelvas, o cuando llegue alguien más, tampoco lo necesitaré, y eso me hará lo suficientemente fuerte como para apoyarlo en lo que necesite. Porque si te necesito entonces me hago dependiente de ti otra vez, y eso es como la falta de oxígeno para el fuego: la muerte.

Feliz porque me atreví. Así como me he atrevido a seguir enviándote cosas y a sacar todos los sentimientos de mi vida. Feliz porque tomé la decisión. Y a partir de hoy a medio día, tomaré la decisión de ser feliz un día a la vez. Un día a la vez, hasta que sea un hábito, y sea feliz sin tener que decidirlo.

Volví.
A ti, aunque no lo sepas, porque volví al inicio de todo.
A mi, porque me recupero rápidamente, pero poco a poco.
A la vida, porque me había olvidado de ella.
A Dios, porque estoy en Sus manos, y Él me pondrá en el camino que debo caminar.

Volví.

Heme aquí, Señor.

Vacía


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Me voy a ir por unos días de este mundo virtual y de este mundo real entre comillas.  Me voy a un paraíso terrenal a no hacer nada..  a dormir, leer, tomar un par de fotos, dormir, leer, tomar un par de fotos, dormir, leer, tomar un par de fotos (bis xn).

Me voy a hacerme un vacío en mi rutina entre comillas, porque me levanto y me voy al pc, del pc me voy a la cama, me levanto al pc, me voy a la cama... y así sucesivamente hasta que da la media noche y la media mañana.

Me voy a hacerme un vacío y romper con la rutina, a ver si así cambio mi rutina de pensamientos también.  Llevaba ya un par de días bien -sí, sólo un par de días-, y me voy con la firme intención de pasar todos esos días bien.  Sé que tendré mis bajones -como siempre- y sé que los superaré eventualmente -como siempre-.

Me frustra más de lo que me duele.  Me frustra porque ya sinceramente me harté de buscar, buscar y buscar para fracasar, fracasar y fracasar.  Sí, hablo con el sentimiento y con la herida abierta; pero en verdad... me frustra.

Así que ahora mismo tengo un vacío en el estómago y menos mal que no es gastritis.  Tengo también un vacío en mi corazón, y otro en mi vida.  Un vacío en mi autoestima, en mi rutina, en mis proyecciones. Un vacío en mi futuro.

No, no lo pienso llenar con cualquier cosa o cualquier persona. De hecho, no lo pienso llenar.  Me cansé de ser un recipiente que se llena sólo para vaciarse después, así de ayer para hoy y además dolorosamente.  Me voy a quedar vacía, pero llena de mi misma. ¿Si me explico?

Me voy a llenar de mí... de mi rutina en el gimnasio -jamás pensé decirlo- (si es que voy), de mi nueva rutina de lectura, de mi rutina de dormir, de mi rutina de pensar para-dejar-de-pensar-en-maricadas.  A ver si se me da la gana de retomar mis amistades que ya no me quieren porque nunca estuve ahí para nadie, o si se me da la gana de hacer nuevas amistades para las que es probable que tampoco esté.

No, no estoy deprimida y tampoco estoy en eso que uno dice tocando-fondo.  Estoy siendo realista, analizando lo más fríamente que puedo (que tampoco es que sea muy frío, es más bien un tibio ahí) los patrones de mis relaciones -en general-.  Tiendo a llenarme y a volcarme demasiado, para después quedarme vacía y además, triste.

Ya no quiero un príncipe, no quiero un sapo, no quiero un caballero, ni siquiera quiero un hombre.  No quiero un amor, no quiero nada... porque todos en mi vida hasta ahora han terminado metidos en una caja física en mi clóset, allá arriba donde no miran ni las polillas, y en otra caja emocional en donde guardo y mantengo todo lo que me ha dolido, en ánimos de olvidar (cosa que últimamente hago supremamente bien).

No quiero otro final. Porque ya no tengo corazón ni ganas para soportarlo. No quiero otra caja, porque en las que tengo en el clóset y en mi corazón ya no cabe ni una aguja más.

Ya no más.
Me quedo vacía. Así, al menos, no hay nada que vaciar.

Corazón


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Cuando apenas empezaba a entender del amor, cuando apenas empezaba a sentir algo más que amor fraternal o gusto por las cosas, tenía unos 10 años.

Cuando empecé a sentir ese amor, tenía más o menos 12 años.

A esa edad, uno como mujer ya ha jugado con las Barbies y con el Ken. Y la Barbie tiene una casa, y una sobrina que es como la hija, y mascotas, y carro, y lavandería, y salón de belleza, y sala, y comedor, y cocina, y cuarto..... y Ken.

A esa edad, ya todas nos hemos visto todas las películas de Disney, que en mi época eran Blancanieves, La Bella y la Bestia, Cenicienta, Rapunzel, La Sirenita, La Bella Durmiente y Aladino. No teníamos más. Todas ellas - TODAS- eran rescatadas por un príncipe, o besaban un sapo y se volvía príncipe, o se volvían humanas y se casaban con un príncipe, o convertían a un mendigo en un príncipe, o transformaban un monstruo en un príncipe, o un príncipe las devolvía a la vida.

¿Y cómo es que nadie previó el hecho de que la mayoría de nosotras crecería esperando un príncipe? ¿No es un tanto lógico y deducible?

La primera vez que sentí "mariposas" en el estómago iba bajando en el ascensor del edificio porque Rafa, un niño de uno de los edificios vecinos, estaba visitando a mis amiguitos.  Tenía más o menos unos 12 años. Rafa era lo que para mí era lo mejor: era educado, divertido y era bonito. Mientras iba bajando en el ascensor, me imaginé que con sólo verme caería rendido a mis pies, que me vería como la más hermosa del planeta y que viviría conmigo felices para siempre. ¿Qué más podía imaginarme, luego de Disney y sus princesas?

En un ataque de racionalidad de esos que me han dado toda la vida, y queriendo evitarme la desilusión, pensé que esas "mariposas" sólo eran gases y que no estaba enamorada sino nerviosa.  El ascensor abrió, salí, lo vi.... y nunca jamás en su existencia Rafa me prestó atención.

12 años y con el corazón ya arrugado.

Tiempo después, como a los 14, conocí a Fabián, que para esa época tendría unos 20-22 años. Era mi amor platónico real (porque platónicos de verdad eran los impelables, imperdibles, obligados Nick Carter y Leo Di Caprio, digan que no). Me hice su amiga, y me cantaba canciones en su guitarra todas las noches. Pero no sólo a mi... a mi y a todas las niñas del conjunto. Hablábamos mucho, y fue de las primeras personas que me dirían constantemente que era "muy madura para mi edad".  Chayanne, le decíamos, porque era IGUALITO,  cantaba igualito. Romántico empedernido, cantante y enamorado de una niña de su edad que nos daba celos a todas, al tiempo que nos moríamos de la indignación porque no le correspondía.

14 años y enamorada de un príncipe que nunca me correspondió.

Luego de eso vinieron muchos. Intentos de príncipes, intentos de sapos, intentos, intentos, intentos. Amores platónicos, amores en mi cabeza, amores en mis ilusiones.  Me dormía todas las noches escuchando Radio Tiempo y es la hora todavía me sé las canciones (Cuántos años han pasado y siguen poniendo las mismas).
Luego, escuchaba Radio Tiempo en el transporte de las mañanas y de las tardes. ¿Cómo no esperaban que saliera toda imbécilmente romanticona, luego de Disney y Radio Tiempo?

Fui creciendo, y mis amores entre comillas pasaron de eso a ser intentos. Intentos de conocerme mejor. He besado muchos sapos, afortunada o desafortunadamente.

En el colegio siempre fui de las feas, de las simples, de las aburridas, de las nerds.  Obviamente, en el colegio ningún niño me prestó atención. Ni los del Liceo, ni los del Sagrado.  Por mucho que me los imaginara valorándome por quien realmente era, o por lo divertida que podía ser... nunca pasó de ahí.

Luego entré a la universidad. Y con ella, las rupturas de verdad, los corazones partíos como los de la canción, el enamoramiento "real".

Eso da para otro post... contar uno por uno los principales hombres de mi vida. Todos, todos, todos, sin excepción, me han dejado. Por ellos mismos, por sus sueños, por otras, por sus trabajos. Con todos he fracasado. Por acción o por omisión. Pero esa es otra historia... o mejor... otras historias.

Ahora lo único que me gustaría en realidad es volver a tener 12 años, cuando esperaba a un príncipe, en vez de haberme encontrado con tantos sapos tan seguido.

Te deseo- Víctor Hugo


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Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven
no madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y
la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras,
con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo,
que existen, y que te rodean,
seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol..
Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez por año
pongas algo de ese dinero frente a ti y digas:
"Esto es mío”
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.
Te deseo también
que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno,
puedas llorar sin lamentarte y sufrir
sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que,
siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

¿Para qué?


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Yo sé que no me lees.... que no importa cuánto te llore, cuánto me aparezca o me pierda, no te vas a enterar. Yo sé.

Sin embargo, me encantaría hacerte un millón de preguntas, ya no por qués, sino para qués.

¿Para qué luchaste por mí? ¿Para qué, si igual me ibas a romper el corazón como todo el mundo?
¿Para qué dijiste per sempre? ¿Para qué, si sabías que iba a terminar más pronto que tarde?
¿Para qué esforzarte? ¿Para qué, si luego te rendiste?
¿Para qué me querías a tu lado? ¿Para qué, si siempre fuiste egoísta?
¿Para qué nos proyectamos juntos? ¿Para qué, si sabías que iba a seguir mi camino sola?
¿Para qué me dices que me quieres? ¿Para qué, si ya no me amas?
¿Para qué quieres ser mi amigo? ¿Para qué, si ya ni hablamos?
¿Para qué me diste la plantita? ¿Para qué, si ahora me recuerda a ti?
¿Para qué me llenaste el corazón de cosas? ¿Para qué, si luego lo ibas a romper?
¿Para qué corriste la carrera y competiste? ¿Para qué, si luego ibas a botar el trofeo a la basura?
¿Para qué me dices que soy lo mejor que has tenido? ¿Para qué, si tomaste la decisión de sacarme de tu vida?
¿Para qué me dices que me vas a querer siempre? ¿Para qué, si sabes que es mentira?
¿Para qué esperaste tanto tiempo? ¿Para qué, si nunca diste lo suficiente?
¿Para qué....? ¿Para qué...? ¿Para qué...?

En estos momentos no sé bien si te odio o me caes supremamente mal. No sé si es que me duele demasiado o estoy triste.  No sé si tengo rabia o frustración. No sé.

¿Para qué?

PARA NADA.

Yo y las promesas


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Y es que no es "las promesas y yo", como sería correcto gramaticalmente hablando; porque voy a hablar de cómo las veo a ellas y mis experiencias con ellas.

Yo las detesto, las odio, no las quiero ver por ninguna parte.  Antes creía en ellas, supongo que de muy pequeña, cuando tal vez (aquí haciendo reminiscencias y catarsis) alguna psicóloga de mi infancia me prometió que no contaría nada y terminé sentada en una mesa con mis papás y los directivos del colegio.  Es probable.

El caso es que ahora no las tolero. Y no es necesario que una promesa lleve un "lo prometo" o un "prométemelo" para que lo sean. Basta con afirmar algo con suficiente seguridad para que lo sea. Ejemplos:

Mi ex- ex-novio (que creo que no se dice así, sino algo así como mi ex-novio anterior a este ex-novio; es decir, el español), me dijo una cosa que siempre esperé.  En aquella época aún no me había graduado de la universidad, y me dijo tan seguro de sí mismo: "Por mis huevos que estoy el día de tu grado orgulloso de ti".  Pues se le habrán caído, o podrido, o habrán dejado de funcionar. No estuvo. Y mejor que no estuviera... pero pobres sus huevas, digo. Jiji.

Mi último ex-novio (¿así se dirá?.. qué vaina) me escribía en todas partes "Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro". Y bueno, ya ven. Estamos cada uno por su lado.  Su definición de "siempre" como que es la de "casi 3 años". ¿Cómo definirá "eternidad"? Joder.

Esas son promesas que no son promesas. Como cuando te dicen que van a ir a comer helado y no van.

Así, verán que odio las promesas. No me digan las cosas, cúmplanlas. Nunca pido que me prometan nada, ni yo prometo nada nunca jamás.  Yo hago. Puede que diga o no diga, pero hago. Porque prefiero hacerme compromisos a voluntad, que promesas que luego me veré obligada a cumplir de mala gana.

Por ahí derecho, antes me gustaban las sorpresas. Qué nada, miento: me encantan las sorpresas. Porque son la manifestación real de una promesa no hecha, de un compromiso adquirido por dentro.

Uno se sorprende cuando le llevan flores, pero si lo prometen, o uno las pide y dicen "sí, yo te las llevo" ya pierde la gracia. Y la pierde aún más cuando no las llevan aún luego de haber dicho que lo harían.

Sí, estoy resentida con las promesas. Porque para mí nunca se han cumplido. Porque son más frágiles que mi estado de ánimo o que los mil jarrones chinos que le partí a mi mamá de pequeña. Porque no valen la pena, porque nunca me han funcionado.

Que nadie me venga con que tal vez en un tiempo funcionarán con alguien o algo más... no... El único que ha funcionado con respecto a las promesas es Dios, porque Él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.

El resto de los mortales, están jodidos. No me prometan, no me prometan.  No digan cosas que no van a cumplir. Cúmplanlas y y ya.

Olvídense de eternidades, cúmplanme los días. Olvídense del futuro, háganme el presente. Olvídense de las intenciones, demuéstrenme con actos.

No quiero más mentirosos en mi vida. No quiero más intenciones muertas, no quiero más pensamientos callados. No quiero más promesas sin cumplir, aunque no hayan tenido el verbo "prometer".  No quiero más ilusiones ni expectativas sin fundamento. Quiero actos, quiero demostraciones, quiero solidez.

Yo estoy de pelea perenne con las promesas. Entiéndanlo de una vez todos. Dejen de prometer.... pasen a las acciones.

Perdón por la "rabia" del post. Pero es que no hay forma "calmada" de expresar un disgusto tan profundo por algo que se empeñan en usar en mi vida y que no da resultados. Sorry.