Archive for November 2011

Cuentos Cortos


posted by Athenea

No comments

Le acabo de abrir nueva página al blog: Cuentos Cortos.

En ella intentaré escribir con relativa frecuencia esos pequeños cuentos que se me ocurren de vez en cuando y de cuando en vez.... como para dejarlos plasmados en alguna parte.

Espero les gusten....
Escribiré aquí cada que haya un nuevo cuento para leer =)

Writing down my mind


posted by Athenea

No comments


Jueves, 17 de noviembre de 2011
10.37 p.m.

En pijama, mirando lejos, habiendo pasado todo el día viendo series en internet y con la red del celular dañada. Pues para lo que importa, porque además de mi mejor amigo y mis papás, nadie me llama. Ni me escribe.  Escriben los del grupo de la familia y los de la maestría, fregando todo el día por tonterías.

26 años. A casi mitad de mi maestría, ya casi se acaba el primer semestre de la misma.  Aún no sé si me vaya a valer por 60 créditos o sólo 30 más los 30 de la especialización, pero what the hell… a mí lo que me interesa realmente es el título, y ese lo voy a tener a final de cuentas. Right?

¿Y yo?

¿Qué quiero yo, qué busco?

Estoy en las mismas de hace mucho tiempo.

Sin empleo fijo, sin dinero en la cuenta, debiendo además los millones de la maestría que me prestó mi papá.  Apenas ahorita voy a recibir la segunda parte del dinero y pagaré una parte. ¿Y el resto qué?
Para cuando los tenga.  Que así como vamos puede no ser jamás.

Me la paso todo el día haciendo nada, mirando lejos, viendo series por internet, esperando a hablar con mi mejor amigo. Y ya.

De vez en cuando hago alguna vuelta en algún banco, recibo alguna llamada de algún proceso de selección que tiene tan buena pinta como mis ex novios y que igual que ellos, no terminan en nada ni me llevan a ninguna parte.

Sinceramente, estoy aburrida.

A b u r r i d a

De lo mismo, de estar aquí, de no hacer nada.  De intentar rasguñar la superficie de la vida y no obtener nada a cambio. Aburrida de creer y creer y creer en la gente, en las cosas, en la existencia y aún así seguir en las mismas, igual, obteniendo lo mismo, sin cambiar nada.

Cuando estaba sin empleo y soltera –as I am now- pensaba que sería feliz cuando tuviera alguna de las dos cosas.  Luego tuve trabajo y aprendí mucho pero me aburrí pronto.  Luego tuve novio y aprendí mucho y me aburrí enseguida.  Pero ambos los mantuve, al novio más que al trabajo, y ambos me dejaron con un mal sabor de boca.

Ahora estoy de nuevo igual, y lo único que más o menos me mantiene de decir que este año ha sido un desperdicio de tiempo y de vida, como los dos anteriores a este, es la maestría.  La maestría. Y el tiempo se está pasando demasiado rápido, y no estoy haciendo amigos lo suficientemente rápido, y la verdad es que quiero hacer algo al respecto pero no sé ni qué, ni cómo ni por qué.  A veces ni ganas me dan.

He intentado un par de veces el salir, enfrentar la vida con otra cara, con una sonrisa, con otra actitud, siendo más “positiva”.  Qué se yo, vainas así.  Pero no.  Nada cambia, todo sigue igual, es lo mismo siempre. Las mismas cosas, la misma gente, el mismo sitio. Todo.

¿Qué quiero?

Quiero un trabajo estable. Pero uno en el que me paguen realmente bien, en el que pueda viajar, conocer gente interesante, hacer algo divertido, que sea un reto para mí, en donde sea reconocida por mi trabajo, en donde pueda ascender, en donde lo que haga tenga trascendencia y no sea un mero trabajo mecánico que cualquier otro imbécil sobre el universo pudiese hacer, y que igual no pasa nada si no se hace.

Quiero mi pareja. No quiero un novio que se vaya al tanto tiempo, que me reemplace o me deje por otra, que me compare, que me cambie.  Quiero alguien con quien por fin me entienda, con quien no tenga necesidad de dejar de ser yo misma, que me quiera por lo linda que soy y por lo mierda que puedo llegar a ser.  Que me festeje la vida y que me llore mis tristezas, que me apoye en mis flaquezas aunque no lo deje y que me haga porras.  Que no me haga ponerme una máscara, que no me haga encerrarme, que se pasee por mi castillo como el rey que quiero que sea.  Quiero que se case conmigo, que no me deje, que me acompañe, que camine a mi lado, que me tenga fe, que me impulse, que me anime, que sea el padre de mis hijos, que ore conmigo, que baile, que no me deje.  Que si me va a dejar ni se moleste en mirarme. Que no me joda la vida ni me haga perder más tiempo del que me sobra, pero del que ya no tengo casi.

Quiero mi casa. Mi casa física mía, para mí, en donde yo pueda ser yo, tirarme en el balcón o en la terraza o en la azotea a mirar lejos, a ver las estrellas, a hablar con Dios y hacerle preguntas tontas de esas que suelo hacer.  Quiero que nadie me moleste, que no tenga que pedir permiso, que la vida me deje ser.

Quiero mi espacio, quiero mi vida, quiero sentir que sirvo para algo, que no soy solamente un alma más en un mundo de más de 7 billones de almas. Quiero sentir que valgo la pena, que tengo un propósito, que no soy solamente una más del montón.  Que mi vida tenga un sentido, que no sea sólo trabajar y hacer lo que la sociedad dicte, sino que tenga trascendencia.

Esa es la palabra: trascendencia.

Trascender, no solamente para los que uno suele trascender en el mundo (familia), sino trascender para cosas más grandes, para más personas, para algo más alto, más profundo, más amplio.

Trascender más allá de lo que soy ahora, aprovechar todo el potencial que sé que hay en mí pero que no veo y en el que a duras penas creo, y hacer algo bueno y positivo para y por algo más grande que yo. Eso es lo que quiero.

Ser alguien en la vida, pero no alguien típico, con plata y carros y casas y cosas. Pues sí, pero con algo, con mucho más.  Quiero ser alguien importante, pero no importante con fama y reconocimiento, sino importante de verdad.  Importante de que importa, no de que es famoso por un ratito. Importante de que aporta.

Aportante.

Quiero ser más de lo que he sido, más de lo que soy, y más de lo que seguramente seré.  Quiero llegar lejos, pero no lejos físicamente o en distancias en kilómetros. Bueno, sí, quiero viajar y recorrer y conocer el mundo; pero quiero llegar lejos.  Lejos como aquel que llega profundo en muchos corazones, que deja una huella y que hace una diferencia.  Lejos como quien raises the bar, como quien places a higher standard, como quien hace que algo suceda, algo sencillo, algo mágico, algo lindo. Lejos como eso.

Quiero volar. No como quien se tira de paracaídas, bueno eso también, sino como quien abre sus alas y abarca mucha distancia en un corto trayecto.  Como quien puede llegar a donde nadie más ha llegado, a donde nadie más ha ido, o a donde es difícil llegar.

Quiero aportar, ser alguien, tener significado, que mi vida tenga un sentido y que no sea la típica vida normal, la de las otras 7 billones de personas.  Quiero que mi vida tenga valor, que no sea solamente importante para mis papás, mis hermanos, mi familia extendida y mis mejores amigos. No.

Quiero ser más. Más que mí misma.  Dejar huella, sentar un precedente.

No sé cómo. No sé ni si quiera qué es lo que quiero, o en qué.  No sé qué me gusta, me gustan tantas cosas que es indefinido.  No tengo un hobby, no hay nada a lo que me dedique, no tengo muchos amigos, no soy muy cercana a mi familia.  No sé qué busco ni cómo hacerlo, pero siento que en mí hay mucho para dar, demasiadas cosas encerradas y escondidas, y que hay tanta gente con quien pudiera compartirlas, pero tan pocas personas que realmente lo valorarían.

No sé qué tengo, no sé qué hay escondido, la verdad es que son pocas las veces en que me he asomado con valentía y he visto algo.  Pero hay. Hay algo ahí.
Y no tengo a quién darlo. No tengo con quién compartirlo. No tengo por qué dejarlo salir.

Muy en el fondo de mi corazón yo “sé” algunas cosas.  Sabía que mi mejor amigo se iba a casar, y se casó.  Sabía cuál era el número de una lotería, y sabía que si lo compraba yo cambiaría, y no lo compré, y cayó.  He sabido cosas por el estilo.

Y muy en el fondo, y me duele full, sé que por alguna razón en el universo nunca me he visto con nadie frente a un altar.  Es que ni sola me he visto.  Nunca me he visto casada, ni casándome, ni siquiera con los planes.  Nunca me he visto embarazada, nunca me he visto siendo mamá o esposa, nunca me he visto siendo abuela.  Siempre me he visto sola, en una casa cómoda, a oscuras, con todas las comodidades pero igual que ahora: sola. Y wasted. And I don’t mean drunk.

Por alguna razón será, no lo sé.  No es que me haya dado por vencida, no es que no crea en el amor –I kinda don’t anymore- no es que no crea que hay alguien por ahí, en medio de las 7 billones de almas, buscándome.  No es que no lo crea. No lo creo. Es que sencillamente, lo “sé”.

Es como si antes de llegar me hubieran dado un tesoro, y lo hubieran guardado tan pero tan bien, que hicieran que se me olvidara el camino.  O sencillamente, es algo que de lo valioso no merece ser encontrado. O qué sé yo.

Quiero, quiero muchas cosas.  Las mismas que quiero desde hace muchos años.  Me da rabia sentirme igual que hace tanto tiempo, con las mismas cosas, las mismas cargas, los mismos pensamientos.  Pensar que ha pasado tanto en mi vida pero que no ha pasado nada.  Que la gente ha entrado y ha salido, y se han quedado solamente algunos, y que quizá eventualmente saldrán también.  Que he hecho de todo, que tengo títulos y títulos y estoy más estudiada que el cáncer y más preparada que un yogurt pero que no sirvo para nada.  Como un yogurt vencido. Así.

Que me puedo sentar un día, abrir la cajita en donde tengo las cartas y cosas, y mirar y recordar todos los que han pasado por mi vida.  Sentirme puta, y sentirme muchas cosas, y aún así no haber sido nunca suficiente para nadie.  Mirar las cartas, las tarjetas, las maricadas, los detalles y pensar y sentir que por todos en algún momento di gracias, que todos en algún momento fueron mi gran y único y último amor, que por todos en algún momento sentí más que antes, que por todos en algún momento lloré, que a todos en algún momento los odié, y que con ninguno mantengo contacto ahora.  Personas que un día lo fueron todo, hoy son menos que nada.

¿Y qué pasó? No pasó nada. Nada. Mi vida, quien soy hoy, lo que siento, lo que pienso, igual.  Como si nunca hubieran estado, no han dejado más huella que lo que hoy tengo para recordar en la cajita.  No hicieron más, no fueron más, no, nada.  Más o menos enseñanzas, más o menos alegrías, más o menos tristezas, más o menos experiencias; pero al final no pasa nada. Nada. De nada.

Y no quiero más de eso.  No quiero otro más en la lista, no quiero seguir sintiéndome puta, no quiero seguir sintiéndome que soy demasiado buena y aún así no soy suficiente.  Que en cualquier otra situación, en el otro lado de la moneda, a mí siempre me dejaron por alguien mejor que yo, o más que yo, o más suficiente que yo, o cómo se diga.  Y que no, yo no, no soy suficiente. Para nada. Para ninguno.

Siento que estoy hecha para tanto y a la vez para nada.  No siento que encaje en lo que es la sociedad de hoy, lo que yo quiero y pienso y siento no se ve apoyado o reflejado o whatever con lo que la sociedad impone.  Quiero un trabajo porque necesito plata, no porque quiera pasarme todas mis horas de sol frente a una pantalla. Igual lo hago, sentada en mi casa viendo series por internet, pero lo hago para mí, porque quiero, porque estoy aburrida.

No quiero pasarme toda la vida siendo la empleada del servicio de un hombre y de unos niños, pero quiero una familia, quiero un esposo, quiero hijos que me llamen mamá, que me hagan llorar en las cosas de sus colegios, que me hagan sentirme orgullosa con sus logros, cuando lleguen más lejos de lo que yo llegué.

No sé qué quiero.  No sé qué tengo para dar.  Sé que quiero algo lindo, algo estable, pero algo diferente.

Sé que tengo mucho para dar, y sé que está escondido. Y sé que estoy aburrida. Y sé que no quiero seguir así.

Me siento desperdiciada.  Desperdiciando mi vida, la oportunidad de vivir.  Desperdiciando mi tiempo, desperdiciando mi batería, mi biología perfecta, mi inteligencia.  Desperdiciando lo que quién sabe cuántas almas están esperando por ser quién sabe en qué lugar, y que yo puedo ser y que no sé cómo serlo.

Debería ir a un psicólogo.  A ver si al menos duermo tranquila, porque de tanto tiempo libre no me queda tiempo para nada, ni siquiera para descansar cuando duermo.

¿Y yo?

Aquí, en las mismas, escribiendo a escondidas, pensando en si publicarlo, pensando en quién se leerá esta carreta, pensando en si dejarlo guardado por si me muero pronto, pensando en qué pensará el que alguna vez lea esto, pensando en si lo volveré a leer yo.

Igual. Como siempre. En las mismas.

That’s just me.

11.18 p.m.

Lo peorcito


posted by Athenea

No comments

Juan Pablo Raba.
Los caballeros las prefieren brutas.

-¿Es cierto que los caballeros las prefieren brutas?
Me voy a tener que volver bruta a ver si me consigo uno como Juanpi.

-Las brutas se quedan con lo peorcito de todo, siempre.  Tú te puedes conseguir cualquier peorcito cuando quieras....
-Ya lo he hecho.  o.O*
-¿Viste?


No more comments, su señoría.

If you love me...


posted by Athenea

No comments

... Won't you let me know?
... Why'd you let me go?

Es parte de la letra de una de mis canciones favoritas, de mis grupos favoritos: Violet Hill, de Coldplay.

Hace unos meses igual la cantaba; pero por razones muy diferentes, para que se "dieran cuenta que querían estar conmigo" (insertar aquí comentarios que dan cuenta de lo estúpida que soy).

Hoy la canto, pero con miedo de que el "conmigo" de arriba no sea precisamente yo.

That's just me.
(Debería cambiarle el nombre al blog y ponerle así: That's just me.)

As Usual


posted by Athenea

No comments

Me he dado cuenta, sobretodo en estos últimos pocos días (vamos, que ya no son pocos, es casi una semana) que soy la mata de las repeticiones.

No me gusta la rutina, no me gusta repetir, me aburro con extrema facilidad, me gusta estar siempre cambiando, innovando, intentando nuevas cosas.... and yet.... i'm the usual.

En un restaurante, siempre pido algo de pavo con miel mostaza, algo que tenga maicitos, champiñones, pesto (de ser posible) acompañado con una limonada cerezada o coca cola. As usual.

En una fiesta, me quedo sentada mirando lejos o mirando las caras de los que hablan o bailan, sin decir una palabra, y me limito a reírme o solamente a sonreír. As usual.

Todas mis relaciones tienen (o han tenido hasta ahora, uno qué sabe), el mismo patrón y las sigo repitiendo (hasta la última, porque ajá, uno qué sabe). As usual.

En Yogen Früz, de lejos mi heladería favorita hasta ahora (porque uno qué sabe), siempre pido lo mismo: helado mediano (o familiar) de fresa, banano y oreo. As usual.

Siempre he pensado que soy un poco diferente, descomplicada, medio atrevida (para probar cosas nuevas, no para nada malo), pero como que no.

He vivido aquí desde 1990.
He vivido aquí (en esta casa) desde hace más de 10 años.
Estudié todo en la misma universidad.
Me levanto más o menos a la misma hora.
Me baño siempre de la misma manera.
Mi ropa está siempre ordenada igual.
Las cosas siempre están en el mismo sitio.
Siempre me pongo la misma ropa para ir a ciertas partes.
Siempre me siento en el mismo lado del carro. (A no ser, oooooooooobvio, que vaya manejando).
Siempre me veo las mismas series.
Siempre tengo el pelo liso (más por cosas de la naturaleza, porque no me coge ni un rizo ni un moño).
Siempre me duermo tarde.
Siempre dejo las cosas a medias si no consigo avanzar lo suficiente o lo suficientemente bien para mi gusto.
Siempre quiero probar cosas nuevas, aunque siempre termine haciendo lo mismo.
Siempre camino por las mismas rutas.

Va a ser que soy un poco más repetitiva de lo que pensaba, y como siempre, me cuesta (o sencillamente, no quiero) romper los patrones.

As usual.