Archive for December 2011

Grinch


posted by Athenea

No comments

Ya lo había dicho antes, soy grinch. Y qué.

Pero miren, esta fue la portería de mi casa el 7 de Diciembre, el día de las Velitas en Colombia:


Y este, un parquecito en una zona residencial no-tan-cerca-pero-aún-así-cerca-de-casa:


Las luces del arbolito se prendían en forma ascendente, y la estructura del lado derecho simulaba la explosión de los fuegos artificiales:



Así:


Y, además, el parquecito tenía otros decorados, miren qué belleza:



Bonito, ¿cierto?

Y además, de camino de vuelta a casa, miren:


En ese ambiente, me animé a hacer unos detallitos de navidad para mis compañeritos de maestría.  Haciendo gala de mi creatividad, yo, la más grinch de todas, me conseguí lo siguiente:

- Botas de navidad (Papá Noel, Reno, Muñeco de Nieve)
- Guirnalda de muñequitos de navidad (Papá Noel, Muñeco de Nieve)
- Papel celofán decorado de navidad
- Moños de navidad
- Cinta gruesa roja y verde
- Bastones de dulce
- Gomitas, galletas y demás dulces navideños
- Papel picado de colores

Y metí los dulces en la botica, le agregué un muñequito a juego, lo envolví en papel celofán, le ricé las cintas, le puse su moño y miren: estos fueron mis aguinaldos para mis compañeritos de clase:





Divinos, ¿cierto?

Menos mal soy grinch.

I mean it.

Pd: todas las fotos son mías.


Pd2: FELIZ NAVIDAD!!

Zapatos Biodegradables


posted by Athenea

2 comments

O el día en que se me deshicieron los zapatos.

Primera vez en mi historia que se me deshacen, literalmente deshechos, un par de zapatos.  O bueno, técnicamente fue UN zapato solito, pero a ver qué hace uno con un zapato bueno y el otro malo.

Empezaré por el principio.

Tenía viaje por el proyecto que estamos entregando hacia otra ciudad.  Nos íbamos a encontrar con muchas personas que habían hecho parte del proyecto, eran varias reuniones de socialización.  Todos jefes de división, jefes de departamento.

Me vestí totalmente de blanco. Me puse mis zapatotas blancas, esas plataformas divinas y enormes que solamente me había puesto dos o tres veces.  Caminé por toda la casa antes de irme, bajé y me subí al carro que nos llevaría.  Llegamos a donde íbamos unas cuantas horas después, y mis compañeros de viaje notaron mi "exceso de altura".  Les mostré mis zapatos, orgullosa, divinos, en perfecto estado.

Esperamos de pie en la puerta de la compañía a que nos hicieran registro, mientras hablábamos de mis zapatos.  Pasamos la puerta de seguridad y caminamos unos qué se yo... veinte metros, tal vez.

Pisé grama, pisé un charquito con lodo, pisé de nuevo el cemento.  Cuando pisé, sentí un vacío.  Se me hizo raro, pero di dos pasos más.  Sentí un vacío más grande, como si estuviera caminando sobre almohadas con el pie izquierdo, y sobre mi zapato, con el pie derecho.

Me detuve.

Venía un empleado de la planta y me dijo "Sí, se te partió el zapato".

Wait. A. Minute.
WHAAAAAAAAAT?????

Alcé tímidamente mi piececito, y miré la plataforma.
Partida en tres.
El tacón (la parte de atrás de la plataforma) deshaciéndose.

Wait. A. Minute.

Aún no había llegado a la puerta de las oficinas.
¿Cómo iba a llegar?

Di dos pasos más.
Quedaban tras de mi rastros de la plataforma. Cada vez más grandes.

Me detuve de nuevo, me reí casi histéricamente.
Obviamente, los que iban conmigo se dieron cuenta de lo que estaba pasando desde que el empleado aquel dijo "Sí, se te partió el zapato".

Muertos todos de la risa, me miraban caminar como quien pisa sobre cáscaras de huevo, y miraban el rastro que iba dejando mi zapatito, el pobre que creía que estaba en el cuento de Hansel y Gretel.

Qué vergüenza.
Qué risa.

No tenía más sino seguir caminando.
Caminaba len-ta-men-te.
Un paso. Me detenía. Otro paso. Me detenía.
Y así, hasta que llegué a la recepción.

Saludé de lejos, y me dirigí rápidamente (a riesgo de quedar con un pie en el aire y el otro en el suelo) hacia la sala de juntas.
La sala de juntas.
Paredes de vidrio.
El zapato partido.

¿Ya ven cómo quedó? Y esto sólo el principio.  Del tacón partido no quedó NADA. ¡¡NA-DA!!


Qué vergüenza.
Qué risa.

El personal de la compañía me preguntó que por qué no salía a saludar, les dije que tenía un incidente con los zapatos.

¿Qué iba a hacer?
¿De dónde sacaba un par de zapatos nuevos?

Llega la asistente y me dice que las reuniones no son en esa sala, sino en Almacén, que está unos cuantos cincuenta metros más allá, dos pisos más arriba.

Wait. A. Minute.

Muertas de la risa las dos, me ofrece unas botas de esas que usan los empleados en producción.  Me preguntó mi talla y me las trajo.
Me consiguió unas medias cualquier cuatro tallas más grandes, y su talón me quedaba casi a media pierna.

Con las medias arrugadas y súper estiradas, me puse las botas y fui a saludar.

Pasé de mis hermosos zapatos a estas botas café.  Menos mal tenía un pantalón algo ancho que cubría la base.  ¡Di-vi-na! ;)


Trajeron al carpintero de la compañía, vio los zapatos y dijo "Eso mejor bótenlo a la basura"

¡¡¡Qué risa!!!

Pedí una bolsa, y se llevaron las sandalias.  A partir de ese momento andaba "corporativa" y embotada (en botas, sí, yo sé que probablemente así no se diga, no me importa).

Divina yo, toda de blanco y las botas.

Me escabullí un ratito al baño (¿dónde más encuentra uno un espejo en una oficina?) y me tomé la foto. Heme ahí, embotada. 


Salíamos a caminar, a almorzar, a la sala de reuniones y todo el mundo me miraba, llegaba hasta las botas, subía de nuevo la mirada y se reía. Y yo me reía con ellos de vuelta ;)

De vuelta a casa, los zapatos seguían siendo tema de conversación.  Íbamos todos en el carro riéndonos de cómo se habían deshecho los zapatos, como cuando aplastas una galleta y te quedan solamente las migas.  Así.

Dos días después el resto de mis compañeros volvieron a la empresa.  Uno de ellos me escribió un mail contándome que en la sala de juntas aún había restos de mis zapatos en el suelo..... ¡¡¡que en esa empresa al parecer barrían día de por medio!!!

Y esa es la historia del día que supe lo que es un zapato biodegradable.
La historia del día en que se me deshizo el zapato.

Qué vergüenza.
Qué risa.

That's just me.

Diciembre


posted by Athenea

No comments

Soy grinch. La más grinch de todas. ¿Y qué?

Pero, he de confesar que me gusta diciembre.

No me gusta diciembre por las enormes filas que hay en todas partes para comprar.
No me gusta diciembre porque la gente se pone como tonta y se demora más de lo normal en TODO.
No me gusta diciembre porque todo lleva un precio, todo lleva un precio además inflado.
No me gusta diciembre porque son villancicos lo único que se escucha. Repetidamente. Los mismos.
No me gusta diciembre porque ponen arbolitos de navidad desde octubre.
No me gusta diciembre porque ponen bolas de nieve, hombres de nieve, muñecos de nieve, cuando el 99% de la gente de aquí no conoce la nieve.
No me gusta diciembre porque el tráfico es imposible.
No me gusta diciembre porque todo se agota, y es carísimo, y está llenísimo.
No me gusta diciembre porque lo importante de las fiestas son los regalos.
No me gusta diciembre porque no se celebra nada, sino la comida y los regalos.
No me gusta diciembre porque la gente mide el afecto según lo que costó el regalo que dio o el que recibe.

Pero:

Me gusta diciembre. Por una sola cosa:

Me gusta el cielo decembrino, la brisa suave y fresca que se siente por todas partes, el sol decembrino que hace (solamente el que ha vivido aquí toda su vida nota la diferencia), y que la ciudad (climáticamente hablando) es mucho más agradable.

El sol es más suave, la brisa es más delicada, el clima está fresquito, el azul del cielo es más azul, el blanco de las nubes es más blanco.
Por eso me gusta diciembre.

Por esto: