Ayer

Tras-Antes de ayer fui una niña.  

Mis cinco primeros años los pasé en un país extranjero, en donde a pesar de enfermarme el 90% del tiempo, hice muchos amigos y mantengo muy buenos recuerdos.  Cuando regresé a mi país, volví con un apodo de allá, con palabras de allá, con el acento de allá, extrañando a mis amigos de allá.

Allá era el centro de atención de mis amigos, era una más de ellos, compartía sus fiestas, costumbres, acento y forma de vida.  Aquí no era nadie.

Pasó el tiempo y con él aprendí a usar las palabras de aquí, a sobrellevar las burlas por cómo hablaba, y aunque aún hoy en día no hablo como hablan los demás que viven aquí, me entiendo con todos.  Aprendí sus (mis) fiestas, costumbres, acento y forma de vida.

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Antes de ayer fui una adolescente.

Solitaria, todo el tiempo me identifiqué con Daria.  Pensativa, reflexiva, enmimismada como ella.  Sufrida como Atenea, la de los Caballeros del Zodíaco, de quien tomo el nombre.  Llorona como Serena, la de Sailor Moon.  Pero sobretodo, inteligente y perspicaz como Daria.

Seguí creciendo, ya hice más amigos, me definí.  Sabía quién era, cómo veía la vida, y qué quería para mi.  No tuve una adolescencia rebelde ni muy sufrida. No fui rumbera, no tuve novios, no trasnoché, no salí, no bailé, no fui peleonera, no le llevaba (mucho) la contraria a mis papás.  Más o menos buena estudiante, más o menos indecisa.

Aprendí a ser ordenada, contestona, grosera, mandona; pero callada, tímida, reflexiva y solitaria.

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Ayer 

Entré a la universidad y fue otra cosa, fui otra persona.  Aprendí, crecí, viví.  Aunque creo que me equivoqué de carrera, lo hice y lo sigo haciendo bien.  Tuve muchas amigas, más amigos, aprendí 3 idiomas (2 de ellos no los he retomado), y empecé a salir con los niños.  Con unos pésimo, con otros mal, con algunos ni fu ni fa, con unos pocos bien, y ya.

Aprendí que no puedo ser quien no soy, y que no quiero.  Aprendí a tomar, a fumar (no le digan a nadie, además que no me gustó), descubrí cosas muy buenas y cosas muy malas de mí y de los demás.  Me dejaron, dejé, pasó el tiempo y me gradué.

Descubrí que me gusta estudiar, que prefiero estar sola si no puedo estar muy bien acompañada.  Aprendí a decir las cosas como son, y a mandar a la mierda al que no le guste.  Aprendí a que soy de una manera muy diferente a lo que la gente está acostumbrada.

Cometí errores, me arrepentí de ellos y los pagué más de una vez (muchas más).  Me metí con quien no debía, deje ir a personas que debí haber mantenido cerca.  Llegué a los 20, a la plenitud de mi situación sentimental-emocional-intelectual-social-espiritual-ytodoslos"al"; y caí.  Me levanté y seguí caminando.

Hice una especialización, empecé a trabajar.  Me di cuenta que mi vida no va a seguir el rumbo que siguen todas las demás vidas.  Que mi vida no me da para pasar todas mis horas de sol enfrente de un pc, trabajando para otros y solo por conseguir papel moneda.  Me independicé, me acobardé, duré más de dos años en un estado de desesperanza aprendida y de depresión interna que me llevaron a una cadena de errores que, uno tras otro, me hundieron más.

Y oscureció.  Y en ese período de oscuridad, justo antes de amanecer en el Hoy, toqué fondo y reaccioné.
Y amaneció.

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