Los que me conocen de cerca saben que soy indecisa.
O bueno, no es que sea indecisa, sino que cualquier cosa me viene bien.
O bueno, no es que cualquier cosa me venga bien, sino que me amoldo a las circunstancias.
¿Si ven?
El caso es que estos cuatro días de carnaval, (casi) sola en casa, me confirmaron lo que yo quiero, y la decisión que hace mucho rato tomé para mi vida pero que aún no he podido llevar a cabo:
Quiero vivir sola.
Bueno, sí, todo el mundo quiere eso. Pero no.
Vivir sola, y tener mi casa y mis cosas por mi y para mi no significan lo que para muchos significa. Es como cuando digo que quiero un Audi, un Mini Cooper o un carro de esos. No es que quiera las cosas materiales, no... quiero lo que significan.
Para mi, llegar a vivir sola significa que por fin encontré algo que me gusta (un trabajo o un empleo) al que me gusta dedicarle tiempo y que además me da dinero para poder pagarme las cosas.
Que disfruto haciendo mi trabajo, que disfruto estar rodeada de la gente de la que esté rodeada, y que por un tiempo ahorré y tuve lo suficiente para invertir en mi.
Que tengo la libertad de hacer con mi espacio lo que quiera, y que nadie me diga en dónde deben ir las cosas o cómo debo hacerlas.
Que puedo disfrutar de mi tranquilidad, de mi paz, de mi pereza dominical, de no bañarme sin que nadie me diga nada.
Que conseguí una casa a la que en algún momento llamaré hogar, el paso previo para muchas cosas.
Que tengo lo suficiente (tiempo, agallas, esfuerzo, dedicación, valentía, dinero) para mantenerla, para arreglarla, para que sea mi lugar a mi manera.
Que puedo compartirlo con quien me de la gana. Y esto es lo más importante.
Yo no quiero vivir sola por vivir sola. Porque para vivir sola me quedo como estoy, llegando tarde en la noche a casa y saliendo de casa antes que salga el mismo sol. Teniendo las cosas listas, sin preocuparme de nada, sin ver mucho a mi familia ni pasar tiempo con ellos. Llegar a dormir, verlos cinco minutos antes de irme. Eso es vivir solo, aunque se viva acompañado.
No.
Yo quiero (y esto va bastante en contravía a lo que siempre me he "imaginado" o "sabido") llegar a casa y que alguien me espere. O yo esperar a alguien. Alguien con quien pueda luego planear qué comer, cocinarlo, pasar tiempo tirados en la cama haciendo nada o haciendo todo, bañarnos juntos, hablar.....
Para eso quiero mi casa. Y tener mi casa probablemente significará que tengo con quien compartirla.
Y eso es lo que quiero.
Por una vez en la vida, me mantengo en una decisión:
Quiero mi casa. No por tener un espacio, sino porque significa que estoy lista para compartirla con alguien. Y más importante aún, que tengo con quien compartirla. Sino, para qué casa vacía.
Sí, soy indecisa en muchas cosas. Aún no sé cómo voy a conseguirlo, ni siquiera sé si lo conseguiré... pero al menos creo que he tomado una decisión.
Quiero mi casa, y mi carro de alta gama. No por ellos, sino por lo que traerán consigo. O más bien, porque son el resultado de cosas que habrán pasado antes... de cosas que no sé si pedirle a la vida, porque no sé si me las de.
posted by Athenea