15 Septiembre 2018
Actualización:
3 años después -ese parece ser mi ritmo de introspección- han seguido pasando muchas cosas, y sigo teniendo esto abandonado. Sigo pensando y más o menos siendo lo que era, pero diferente.
Cada vez tengo menos personas cercanas, mis murallas son cada vez más altas, más fuertes, más impenetrables. Mis puentes cada vez son menos, más cortos, más débiles. Mis puertas son cada vez más blindadas, y mi umbral de tolerancia ha bajado considerablemente. Hoy más que nunca en mi vida, lo de "si no sirve que no estorbe" es una realidad tajante.
Hace rato terminé mi maestría, duré casi 6 años en el trabajo en el que estaba hasta que caí en una situación de "me voy" o "me van", y terminaron en eso, echándome. Nada grave, nada malo, nada que por lo menos para mi no fuera anunciado, y hasta positivo fue.
Me casé, sigo siendo más independiente, compré mi casa -lo que fue mi sueño por muchísimos años- y he logrado viajar un montón. Soy feliz, tengo un esposo inigualable y que supera con creces lo que yo buscaba en un hombre para mi pareja. Es una bendición del cielo y un oasis en el desierto de tantos errores y cagadas en el pasado.
Sigo siendo la misma antipática, grosera y mandona que siempre he sido. En ciertas cosas voy peor, más judgy, más intolerante y más perfeccionista. Y lo que sí ha cambiado es que definitivamente estoy mucho más callada. Ya evito decir nada, simplemente porque me cansé de que mis palabras, mi tono de voz, mi manera de hablar y mis pensamientos sean considerados ofensivos por casi la totalidad de personas que conozco.
Así que nada, me limito a sonreír chiquito de lejos, a mirar pendejadas en el celular y a callarme y asentir. Mejor que piensen que soy una bruta o introvertida, a que me digan que soy una antipática creída y se haga mal ambiente.
Y pues ahí vamos. Sigo siendo una contradicción andante, cada vez con menos gente y con un sentimiento de no-ser-suficiente y de no-pertenecer que espero solucionar pronto.
Sin embargo, esto no quiere decir que no sea feliz. Tengo menos cargas, ando más ligera por la vida, sigue sin importarme un rábano lo que piense mucha gente -pero me quedo callada para mantener la paz-, y en definitiva estoy comprometida conmigo misma a no perder tiempo de vida haciendo cosas que no me gustan o estando con gente que no me gusta.
Y ese sigue siendo mi motto: lo que no sirve, que no estorbe.
Y ahí vamos creciendo, de ayer para hoy.
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22 Agosto 2015
Actualización:
En estos 3 años han pasado muchas cosas, y una de esas es que he tenido esto abandonado.
Normalmente, suelo escribir en mi mente muchas cosas, cosas que no puedo/debo/quiero sacar en público. Sin embargo, hay algunas cosas que sí necesito sacar a pesar de saber que nadie las va a leer, porque me hacen daño y me enferman físicamente.
No estoy en ese punto, pero luego de un tiempo sin "barrer" la casa, siempre es bueno hacer un mantenimiento general y sacar lo malo que uno pueda tener por dentro.
Ya terminé la maestría, tengo un buen trabajo desde hace 3 años, tengo un novio maravilloso y muchos planes hacia el futuro. He crecido, he envejecido, he madurado, he cambiado. Sigo siendo la misma grosera, mandona, antipática y terca, cada vez más intolerante y más judgy. Creo que me voy volviendo cada vez más grumpy.
Pero también soy cada vez más sensible, tanto que por lo menos en el último mes he llorado lo que no había llorado en los últimos tres años. Me conmuevo más con las cosas, desde un atardecer en la playa hasta un perrito o un bebé. Me protejo más, porque sé que con cada día que pasa, me vuelvo más vulnerable.
Me he vuelto una contradicción andante. Si bien voy diciéndole a todo el mundo las cosas como las creo, muchas veces no digo ni una sola palabra. Y cuando no choco por hablar, choco por no hablar. Me he enorgullecido mucho de que me importe un rábano lo que la gente piense de mí, pero me están obligando a que me importe. Porque lastimosamente crecer tiene un precio, y hay que pagarlo.
Hoy soy más feliz que hace tres años, no sé si más inteligente o con más amigos, pero definitivamente otra persona. Muchísimo más independiente, más crítica que antes, más cínica; pero también más comprensiva, buena gente, sensible, comprometida y cursi.
Aún sigo esperando a que ciertas cosas pasen. No he logrado hacer que pasen, como sé que pueden pensar, así que nada más me queda esperar a que en su debido momento pasen por sí solas. Mi vida sigue estando en manos de Dios, todos y cada uno de mis pasos los guía y los cuida Él.
Sigo siendo la misma, pero en otra versión. Más "pulida" pero más tosca, más polite pero más sharp.
Una evolución de ayer para hoy.
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22 Abril 2012
Y como dice la canción "...que cuando más oscurece, es porque va a amanecer"
Amaneció, y hoy es un nuevo día.
Mi vida tiene varios quiebres, obviamente todos en el Ayer. Pero el que considero más importante es el de principios del 2011.
Venía de más de dos años de noche continua, de caer y caer y caer y creer que tocaba fondo, solamente para seguir cayendo. Me rodee de personas que en vez de sacarme, me hundieron más. Y no dejé, en mi caída libre, que personas que sí querían sacarme me ayudaran.
Hasta que reaccioné, y empezó a amanecer. Intentaron hacerme reaccionar varias veces; pero en mi estado de coma mental-emocional-espiritual-social-intelectual-ytodoslos"al", yo solamente me sacudía a su ritmo pero no me movía más de ahí.
Pasaron varias cosas decisivas, pero yo reaccioné mucho después. Pasó el tiempo después de un golpe, y así casi de súbito, empecé a reaccionar. Lentamente para el tiempo que me demoré, pero rápidamente para el tiempo que me tomó.
Hoy, sin ser una persona diferente, he cambiado.
Sigo siendo la misma grosera, mandona, ordenada y malgeniada, pero ya menos tímida. La misma reflexiva, la misma crítica, la misma inteligente, pero menos aislada y separada de todos.
Tomé el rumbo de mi vida nuevamente, y se lo entregué por completo a Dios, quien se ha encargado, en realmente muy poco tiempo, de llevarme por excelentes pasos, con excelentes personas, a excelentes lugares.
Hoy sigo sin querer pasar mis horas de sol enfrente de un pc trabajando para conseguir papel moneda. Hoy sigo diciendo las cosas como son y mandando a la mierda al que no le gusten. Hoy sigo siendo ordenada.
Ayer, o antes de ayer, fui una niña rosada, querendona, soñadora e ilusa. Era tierna, buena gente, delicada, bonita, fashion.
Hoy todo eso me sabe a nada. Le he perdido el sentido a todo eso, me volví descomplicada, aterrizada, cínica. Fría por encimita, morada tirando a negro. Ya no me arreglo ni espero al hombre de mi vida. Soy yo, no como quieren que sea. Soy como soy, y si me van a querer, me quieren por lo que soy y no por lo que se espera de mí.
He cambiado, he crecido, he aprendido.
Estoy por terminar mi maestría, volví a trabajar pero no por el dinero, sino por tener algo que hacer aunque no tenga oficio. Busco nuevas oportunidades, nuevas cosas, e intento definir con claridad qué es lo que quiero.
El ayer me dejó bien claro qué es lo que NO quiero. Y aunque es una excelente base, no es suficiente. Mi hoy construye mi mañana, y en esas ando. Trabajando, estudiando, aprendiendo, queriendo, filtrando, eliminando, observando, reflexionando.
Ya no busco a nadie, ya no espero a nadie. Ya estoy enfocada en mí, en hacer lo que me gusta, como me gusta, cuando me gusta, con quien me gusta, en donde me gusta. Claro, sin hacerle daño a nadie. El que quiera caminar conmigo, caminará conmigo aunque yo no lo haya buscado.
Lo que es para ti, ni aunque te quites, lo que no, ni aunque te pongas.
Así que lo que ha de ser, será. Hoy soy más libre, creo menos cosas, como menos de cuento de la gente. Soy un poco más intolerante a las cosas que no creo que están bien hechas, pero soy más calmada.
El que ha de llegar, llegará. Y si nunca llega, no pasará nada. Al fin y al cabo, vine al mundo sola. Y sola me iré.
El que no tengas compañía para el camino, no quiere decir que el camino no valga la pena.