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El finísimo arte de montar en bus


posted by Athenea

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Si vives en donde vivo, si sudas con el calor que hace, si sientes como te quema la piel el sol mientras esperas en la esquina, si te asomas hacia el bus antes de subirte para ver si cabes (y en qué mínimo huequito), si le preguntas al conductor si tiene vuelto para un billete "grande", y si pasa relativamente cerca del sitio a donde vas, entonces sabes de lo que hablaré.

Durante 5 años, más el año extra de la especialización, más un año y medio por cuestiones laborales, cogí bus desde mi casa hacia la universidad y viceversa.  Un bus por trayecto, un trayecto relativamente corto, un bus relativamente vacío (a no ser que fueran las 12.30 del medio día o las 6.30 de la tarde), con gente relativamente bien, a horas en las que no hay casi tráfico. O no había. O no lo sentía. O whatever.

Sin embargo, desde enero todos los días cojo dos buses, uno "pequeño" en un trayecto de media hora, y otro intermunicipal en un trayecto de otra media hora.  De ida.  De venida, es uno intermunicipal en un trayecto de casi una hora, y uno urbano con un trayecto de más de media hora.

En total, duro unas 2 horas y media en 4 buses, todos los días. Y digamos que he aprendido bastante.

Yo pensé que sabía coger un bus.  Claro.  Me pongo en la esquina, espero, saco la mano, me subo como pueda, pago como pueda, camino como pueda, me siento en donde pueda (si puedo), me bajo lo más cerca del sitio a donde voy. Y repita.

Pero no.  Luego de estos tres meses de intenso tráfico buséfalo (es que si digo busefálico suena bien mal; además que no sé cómo se dice) me he dado cuenta que no, que yo tenía una ligera "noción" de cómo se coge un bus.  Veamos:

Para empezar, la gente busca el lado con sombra.  Es intuitivo, pero no lo notas hasta que te das cuenta. O hasta que llevas una hora aguantando sol.

Luego, la gente se hace del lado de la ventana.  Cuando iba a la universidad, me dijeron que de ese lado era más peligroso, así que a no ser que fuera compartiendo silla con alguien conocido, JAMÁS me hacía del lado de la ventana.  A la fuerza, literalmente, comprendí por qué: la gente se acumula en el pasillo, y el que va del lado del pasillo (valga la redundancia) se tiene que aguantar que lo aprieten, que le den carterazos, codazos, pisotones, golpes y que le restrieguen algunas cosas bien desagradables.  Así que ajá, a fuerza de golpes, ahora procuro hacerme del lado de la ventana.

La gente casi nunca se sienta en los primeros puestos de un bus.  Esto aún no lo he entendido, porque a mi parecer son más prácticos, sobre todo si vas en busetita que no tiene salida por detrás, y tienes que avisarle al conductor dónde te vas a bajar.  Si es un bus grande, pues intentamos todos ubicarnos lo más cercano a la salida posible.

Cuando el bus va lleno, la gente se acumula en la entrada o en la salida.  Por alguna extraña razón, cogen un puesto en el que se agarren lo mejor que puedan y de ahí no se mueven.  Los que van entrando se apretujan como sardinas en lata al comienzo o al final del vehículo, mientras que dejan espacios vacíos en el medio que pueden aprovechar para ir más cómodos; pero nadie se acomoda.  Eso tampoco lo entiendo del todo todavía.

Caballeros sí hay, lo que no hay es puestos.  Esto es algo que a veces no me importa; pero a veces sí.  No por mí, pero sí por mujeres embarazadas o que van con niños.  Les toca a las pobres hacer como arañas y sacar brazos y fuerzas de donde no tienen para subirse, agarrarse y no dejar caer ni a los niños ni a las cosas, pagar y repetir y mantenerse en el proceso hasta que llega la hora de bajarse.

Los últimos puestos en ocuparse son los que están "sobre" las llantas o en los vidrios continuos de las salidas de emergencia.  Por alguna extraña razón, de manera inconsciente busco y prefiero esos puestos, con la ventaja de que solamente se sienta alguien ahí cuando no hay más donde sentarse en el bus.  Hay gente incluso que prefiere ir de pie.  Y yo feliz.

Es una tortura ir en un bus y no tener tus audífonos y tu propia música.  En las mañanas es más tolerable porque escuchan noticias y ajá, uno se pone al día.  Pero el resto de la jornada, o te pones los audífonos o te aguantas a los dj's de las emisoras hablando babosadas, o musiquita de taberna a todo timbal, o propagandas y miles de millones de propagandas.  Además, es probable que el de al lado te meta conversación.

Por sensación de "seguridad" o por "afinidad", las mujeres solemos sentarnos en puestos vacíos o en puestos donde ya haya una mujer.  Eso, generalmente.

Es "regla de cortesía" que cada uno se siente en un puesto vacío si el bus lo permite.  Si hay varios puestos dobles vacíos, siempre se mira raro al extraño que se acaba de sentar al lado de uno, como queriéndole preguntar que por qué te invade tu "espacio personal" y no va a sentarse solo, solito, puallá.

Hay gente que no se sabe sentar.  Flacos y flacas que se sientan torcidos y te clavan el codo en la cintura.  Gordos que se escurren desparramados en la silla y que parece que ni el bus mismo les alcanzara.  O gente que se sienta bien, pero que empieza a hurgar en los bolsos y termina uno con un codazo en la mejilla.  De lo peorcito.

Esto es Macondo, mi gente.  Y dónde más se ve reflejado Macondo que en sus plazas de mercado y en sus medios de transporte.  En aquellos sitios en donde la gente es pero deja de ser por un ratito, para acomodarse a los demás sin salir violado en el proceso.

Todo eso que dije no lo sabía, a pesar que duré muchos años largos cogiendo bus.  Aparentemente no era ni tanto ni tan seguido como ahora.

He descrito el finísimo arte de montar en bus aquí, en Macondo.  Welcome.

Sr. Empleador


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Abril 10 de 2012
La ciudad

Queridos empleadores

Me dirijo a ustedes, a todos ustedes, por este medio porque sé que no debo decírselos a la cara, y menos mirándolos a los ojos.  No porque no sea capaz, sino porque para ustedes no significará nada.

Son las 2.45 p.m., y estoy sentada en la silla de mi "oficina" (debería decir "puesto de trabajo"), como Dios manda.  O mejor dicho: como manda el reglamento de trabajo que ustedes se inventaron.

He sido independiente, me he sentado en salas de juntas de importantes empresas rodeada de otras personas que, al igual que yo hoy, se encuentran empleadas por ustedes, representándolos, trabajando por y para ustedes, cumpliendo horarios y tareas.  He hablado con gerentes (otros empleados más, puestos y quitados por ustedes a voluntad o a pulso de que no aumentan las ventas), con directivos, y en unas pocas ocasiones directamente con ustedes.

No tengo tantos años como "debería" tener para poder sentar una voz de protesta.  No tengo tampoco tantos años "laborales" como empleada como "debería" tener para que me respaldaran.  Sin embargo, lo que sí tengo, y lo que no me sobra para nada, es mi pensamiento, mío, propio.  Pero sobre todo, diferente.

Ojalá entendieran, señores empleadores, que tener a un grupo de gente subcontratada (no porque no esté bien contratada, sino porque no está contratada bajo las condiciones que debería), mal remunerada y bastante insatisfecha cumpliendo horas nalga (oops! se supone que no debí haber dicho eso, ¿cierto?) no es el "deber ser" de una empresa.

Ojalá entendieran que las horas nalga (lo siento) solamente hacen que ustedes aumenten sus gastos de operación, disminuyan sus horas productivas y acaben, poco a poco, con lo más preciado que tenemos todos: el tiempo de vida.

Estoy aquí, 2.50 p.m., cumpliendo horas nalga y escribiendo en mi computador (relativamente nuevo, afortunadamente) y con la cara más seria que tengo.  Mis compañeros de oficina creen que estoy trabajando, porque solamente se escuchan mis dedos sobre el teclado.  Mi jefe, su gerente, un empleado más, como yo (a excepción únicamente del sueldo que se pone mensualmente), está en su oficina haciéndonos creer a todos lo que yo le estoy haciendo creer a los demás.

Hablaré por mi misma, porque sería un abuso de confianza con mis compañeros utilizar mis palabras para "defenderlos" o representarlos.  Yo, en lo personal, no trabajo por el dinero.  O bueno, sí, todos trabajamos por el dinero; pero esa no es mi principal motivación, y, como psicóloga, he estudiado y evidenciado en muchas ocasiones que el dinero tampoco es la principal motivación de muchísimas personas.

Yo, a término personal, trabajo porque me gusta.  Afortunadamente, y por eso solamente hablo por mi, puedo darme el lujo de renunciar y no pasará nada de mayor importancia en mi vida.  No tengo la necesidad de "cuidar" celosamente mi "puestico", ni de pasarle mi lengua a los zapatos del gerente y desvivirme en adulaciones para que me "quiera".

Soy una trabajadora excelente; pero soy una pésima empleada.  Si ustedes, empleadores, fueran más flexibles con nosotros, sus empleados, no solamente reducirían costos operativos, sino que muy seguramente también aumentarían sus niveles de productividad.

Miremos mi caso.  Tengo un puesto de "coordinadora" porque pedí un sueldo mayor al que me ofrecieron, equivalente a un "analista".  Aún así, no me dieron completo lo que pedía.  Entré a trabajar porque estaba aburrida de estar en mi casa y quería hacer algo con mi tiempo "libre", mientras me gradúo.  Llego, y me encuentro con un puesto desactualizado, un departamento de RR.HH. inexistente (que ni me hicieron pruebas de sangre para ingresar ni me hicieron inducción), un departamento comercial en constante ebullición y una sobrecarga laboral casi excesiva en mis compañeros de trabajo.

Sin embargo, aquí estoy yo, haciendo esta carta para no dormirme sobre el teclado.  Mi puesto, aunque de "coordinadora", no equivale siquiera a un puesto de "secretaria".  Mis funciones, mal diseñadas (¿están acaso diseñadas?) se limitan a hacer llamadas, conseguir citas y llevar un par de indicadores que no tienen ningún impacto en nuestro trabajo diario.  Es un trabajo que hago una vez al mes, o que hago todos los lunes de 8.00 a 9.00 a.m.

Señor empleador, el resto de la semana no tengo nada que hacer.  Absolutamente nada.  La gente no contesta, o me dicen que los llame en quince días.  ¿Qué hago, mientras?  No me deja irme para mi casa, tengo que pedir permiso de máximo 3 horas para ir al médico, y encima, todos los días me aguanto un viaje de 1 hora de venida y 1 hora y media de vuelta hacia mi casa, en dos buses intermunicipales por trayecto (¡ya quisiera yo que fueran rutas contratadas por la empresa!).

Al contrario de mi caso, mis compañeros de trabajo llegan antes de la hora de entrada y se van mucho después.  No puedo ayudarlos porque sus labores son "confidenciales" o manejan "datos críticos".  No puedo hacer mucho por ellos porque ellos sí están "cuidando" su "puestico" y si se sienten menos cargados sienten que son dispensables.  Lo que no saben es que aún cargados, lo son.

Señor empleador, estoy desmotivada.  No sé si alcanza a entender que no hay nada peor que una persona excelente cuando se desmotiva.  Nunca había sido tan mediocre en mi vida.  Jamás había dejado pasar detalles en mi trabajo.  Primera vez que me interesa realmente poco lo que dice el gerente, porque cuando habla me parece que carece de iniciativa, de voz, de fuerza, de visión, de poder de decisión.  Es solamente un empleado más, y no le debo más respeto que el que se merece ya por ser persona, como yo.

Tengo que traer mi mouse de mi casa.  Tengo que coger dos buses.  Tengo que quedarme sentada mirando lejos. Tengo que traer mi almuerzo.  Y encima, tengo que hacer unas pocas tareas, simples pero desmotivantes.  Creo que es la primera vez que hago algo con tan pocas ganas.  Debe saber que yo no soy así.  Que respondo a lo que recibo, y de parte de ustedes no he recibido mucho así que no tengo mucho por dar.

Anoche, hablando con mi padre, él decía "estos empleados que quieren ganar millones y no hacen ni para el centavo", y trístemente me encontré identificada con esa frase.  Me molesta la mediocridad, me perturba que no esté dando lo mejor de mi; pero al mismo tiempo no me importa.  ¿Por qué? Porque pienso que si doy lo mejor de mi, al nivel al que suelo darlo (ganándome millones y no centavos, como dice el dicho), ustedes seguirán pensando que ese trabajo esforzado, demorado y de calidad, vale esos tres pesos.  Y no.

I won't raise the bar any higher, because you won't be able to jump over it.

Si hago lo que tengo en mente hacer, por lo que me están pagando, señores empleadores, no solamente estaré siendo infiel a mis principios, sino que estaré dañando el mercado.  Sin embargo, he hecho unas cosas que deberían ser fundamentales no sólo en mi cargo sino para su empresa, y que hasta ahora ni siquiera habían contemplado hacer.  Pero además de lo que ya dije, la principal razón de todas es que, como tienen aquí un desorden administrativo tal, todo lo que haga se quedará en papel y pecará por falta de implementación.

¿Y sabe qué, señor empleador? Me rehúso.
Y estoy segura que también se rehúsa mucha gente.

¿Sabe qué gana con eso? Podrá contestarme que "Ahorrar costos de nómina", o "Ampliar horarios de trabajo".  No.  Lo que va a hacer es a generar empleados cero comprometidos. Empleados que por dos pesitos más que los pocos que usted paga, lo dejan solo.  Empleados que estarán constantemente buscando nuevas ofertas y oportunidades, que a la primera lo dejarán tirado, y que además, se llevarán todo el conocimiento consigo.... porque para qué escribirlo, si no será usado.

Craso error. Pero bueno, no es mi empresa. Y no es mi labor, como empleada, decirle todas estas cosas.  Así como tampoco es su labor, como empleador, escucharme.

Por eso escribo aquí, al aire, a los otros empleados que probablemente se identifiquen conmigo.  A todos aquellos que buscan nuevos aires, otras tierras, otras gentes.  A esos que saben que valen más, que pueden más, que merecen más.  Y a los empleadores que sí lo hacen bien, que saben que su activo más valioso es la gente, y que mantienen a sus equipos con sonrisas en sus rostros, porque un empleado feliz no es un empleado inefectivo, sino todo lo contrario. Y porque saben que un jefe amargado y que inspira miedo no es un buen jefe, sino al revés.

Atrévase, señor empleador, a darle más a su gente.  Porque la gente es lo que hace los números, esos que usted cree, erróneamente, que son los que hacen a su empresa.  Ponga las prioridades en orden, y ya verá.

Y con esto me despido, que ya son las 3.10 y voy a darme una vuelta por sus instalaciones, a ver qué me invento para espera a que suene el timbre de la salida.  Ah, porque además de todo, nos tiene como niños de colegio: timbre a la entrada, timbre al recreo (qué digo, al almuerzo), timbre a la salida.

Y así, nos cita su empleado mayor, el gerente, a "comités de gerencia" semanales en donde dice "sí" a todo, en donde se llena la boca diciendo "hay que hacer" semana tras semana, sin realmente hacer nada nunca.

Hasta pronto señor empleador, sepa que apenas consiga algo mejor, o apenas me aburra otro poquito más (que falta realmente poco), lo dejaré solo, así como estaba antes.  Y gastará más, porque así como es más caro conseguir un cliente nuevo que mantener contento a uno existente, es también más caro conseguir gente nueva que mantener contento al equipo de trabajo.

No espero que me escuche, pero he hablado.

Me despido de usted(es) muy respetuosamente, cumpliendo con mi deber personal, el decir las cosas que no me parecen (aunque nadie me escuche).

Saludos cordiales,

Atenea.

Pd: Ya son las 3.20 p.m. Que se me va el tiempo en lo que reviso que todo haya quedado claramente dicho.

Gracias


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Sí, ya sé que casi no escribo.  Pero díganme quién escribe cuando llega a casa antecito de 7 p.m., luego de venir por 1 hora y media sentada en dos buses, muerta de hambre y teniendo que dormir lo suficiente para estar de pie a las 5 a.m. Nadie.

Pero bueno. Hoy (o ayer, mejor dicho), inició oficialmente la semana santa para mi.  Y aprovechando la ocasión, y que todo el mundo (o la mayoría) está en un mood religioso, pues daré gracias públicas además de las que doy en privado.

Tengo que agradecerle a Dios todas las cosas lindas que me han pasado en este último año.  Hoy, con la vista más clara y el paisaje más definido, miro para atrás y digo: Qué bien.

Qué bien porque, aunque lo que quería era irme lejos de todos, estoy aquí.  Qué bien porque las puertas se me abrieron aquí, porque las cosas salieron en orden aquí, porque nada se forzó aquí.
Porque después de haber tocado por tantos años y tantas veces de seguido las puertas para irme del país a hacer una maestría, la puerta de aquí se abrió solita, sin yo saber siquiera que existía.
Porque una vez abierta, conocí personas maravillosas, de una gran calidad humana, y a las que hoy aprecio mucho.
Porque una vez abierta, las demás cosas empezaron a fluir sin que yo las buscara tampoco.

Gracias también porque las cosas, aunque a veces no las entienda, pasan por una razón.  Hoy entiendo por qué se retrasó el pago de mi proyecto pasado, por qué se retrasó el proyecto completo, y cuál fue la finalidad de que yo estuviera ahí.  Y doy gracias.

Gracias porque las experiencias que he tenido en estos últimos 12 meses han sido de las mejores de mi vida.  Porque todo ha estado tranquilo, sin presiones ni preocupaciones.  Porque Dios se ha encargado, como se lo he pedido, de mi vida, de mi andar y de mi futuro.

Me ha puesto a las mejores personas que haya podido encontrar.  Me ha puesto en los mejores sitios, en las mejores condiciones, en las mejores circunstancias.  Me ha puesto en los momentos perfectos, con un timing preciso, siempre en pro de lo mejor para mí.

Tal vez hace un tiempo estaba cegada con mucho dolor y no veía las cosas como realmente eran (Vamos, quitémosle el "tal vez").  Pero hoy, no sólo miro hacia atrás y doy gracias, sino que miro hacia el frente y, sin saber realmente lo que veo, sé que lo que seguirá sucediendo conmigo será únicamente lo mejor.

Por mucho tiempo le pedí a Dios que tomara el control de mi vida y que hiciera con ella solamente lo mejor; pero sin saberlo yo era el único obstáculo para lograrlo.  Yo misma, con mi terquedad, me eliminaba de las mejores opciones y me quedaba en las mismas circunstancias.  Y aún así, encima de todo, tenía el coraje de ir a reclamar con rabia y dolor el "por qué" de mi situación.  Perdón.

Hoy doy gracias por las cosas que me pasan todos los días.  Porque conmigo estudian y trabajan las mejores personas.  Porque convivo con excelentes seres humanos, porque comparto con alguien muy especial.  Porque entre todos, y sin ellos saberlo (o tal vez ellos sí saben pero yo no sabía) me han enseñado muchas cosas que había olvidado y que me han hecho crecer, cambiar y ser mejor persona.

Y tengo que dar gracias por eso.
Gracias a Dios porque no solamente me escucha y me responde, sino porque me responde de la mejor manera, siempre sobreabundándome en las cosas que pido, yendo mucho más allá de lo que yo tenía en mente.

Gracias por el trabajo en donde estoy ahora, porque sé que es una preparación.
Gracias por las oportunidades que se me abren, porque sé que son retos y que creceré con ellos, y que de Tu mano, Dios, haremos cosas grandes.
Gracias por la maestría, porque no solamente me permitió conocer personas maravillosas, sino porque me ha abierto los ojos a otras cosas que me faltaban.
Gracias por mi familia, porque realmente no he podido caer en un mejor hogar. Y porque yo quiero que el mío sea así.
Gracias por mi Chiqui (questions not allowed), porque aunque no es mío y no es chiqui, ha sido de lo más lindo y lo más grande que me ha pasado.
Gracias por mis amigos, porque están allí para mí aunque yo a veces no esté para ellos.
Gracias por callarme la boca, por tenerme tanta paciencia, y por llevarme hasta donde estoy y hasta donde llegaré.
Gracias por escucharme, por responderme, y por hacerlo de maneras tan amplias como lo haces.

Gracias a Dios porque este último año, al que no le tenía nada de fe, ha sido de los mejores.  Y sé que seguirán así.  Que no solamente se cumplirán los deseos que pida los 31 de Diciembre, sino que tendré muchas más cosas.

Haz de mi vida lo que quieras, ponme donde tengo que estar, con las mejores personas, en las mejores situaciones.  Permite que sea luz para los demás, y que los demás sean luz para mi.  Tu tiempo es perfecto, Dios, y Tus acciones lo son aún más.

Confío en Ti, te creo a Ti, y creo en Ti.
Gracias. Miles de gracias. =)

Hoy, gracias a Dios, soy feliz. =) MUY feliz.

Querido Inconsciente


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Marzo 1, 2012

Sr. Ello
La ciudad

Querido Inconsciente,

Me dirijo a ti el día de hoy para comentarte con desagrado que no me gusta lo que estás haciendo conmigo.  En previas conversaciones personales contigo creo que dejé claro que la que da las órdenes soy yo.  Pero tú, querido inconsciente, te revelas constantemente de todo lo que digo, llevándome la contraria y haciendo lo que deseas.

Un claro ejemplo de lo que estoy hablando pasa todas las noches, y pasó anoche.  Anoche, querido inconsciente, antes de quedarme dormida te dije de forma educada y clara: "Hoy no lo vamos a soñar.  Hoy no vamos a soñar. Punto. Hoy vamos a descansar. Hasta mañana".  Me ha tocado enviarte mensajes cortos, claros, concisos, porque me he dado cuenta que entre más largo el mensaje más te aprovechas para tergiversarlo.

Habiendo dado una orden clara y específica, me acomodé entre las sábanas y me dispuse a apagarme toda, con la conciencia (esa es otra a la que tengo que escribirle otro comunicado; pero esa es otra cuestión) tranquila; pensando que por una noche me harías caso, que tu también te apagarías, que aprovecharías para descansar y poner en calma tu caos interno.

Pero no, querido inconsciente, volviste a hacer lo que te da la gana.  Crédito tengo que darte porque, a pesar que no me obedeciste del todo, no lo soñamos.  Bien hecho, querido inconsciente.  No obstante, no te mereces más que esa parca felicitación.  El no soñar con él ni con nadie no quiere decir que mi mente, una mente de letras y palabras, tenga que soñar con números. No.

Querido inconsciente, soñar con las estadísticas de ventas de la empresa NO es una opción para las noches.  Que te quede claro, apreciado señorito, que es la primera y última vez que me juegas sucio. Y espero que esta orden sí la acates; aunque sé que te costará.

Caótico inconsciente, habíamos quedado también en que el trabajo se queda a las 5 p.m. en las oficinas.  Que nos vamos a dormir y vamos a soñar rico, con caricias y atenciones; no con estados financieros.  NO. No vengas ahora a convencerte de que como trabajas en mercadeo ya eres un financiero armado.  Por favor, que bastante tengo con tus ínfulas de superioridad.

Querido inconsciente, no veo la hora de que te apagues de nuevo todas las noches, esas noches deliciosas en las que tu caótico mundo quedaba en pausa, y mi mente podía descansar.  En donde amanecía sin tantas ojeras, en donde las sábanas no pesaban una tonelada y en donde mi cuerpo respondía a mis comandos.

Entiende, inconsciente, que la que quiero que mande en mi vida es mi mente (y a esa, otra carta, otro asunto).  No tú.  Entiéndelo, de una vez por todas; y si vas a seguir desobedeciéndome, al menos muéstrame cosas ricas, eventos dulces, personas agradables. No números. No ex novios. No frustraciones.

Agradezco tu atención a la presente, y espero que no tenga que volver a escribirte formalmente.

Un abrazo,

Tu querido Súper-Yo.

Desechable


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Divorcios.
Cambios de trabajo constantes.
Desánimo.
Suicidios.
Abortos.
Infidelidades.
Depresión.
Desesperanza.

Vivimos en un mundo que sin ser desechable, se volvió desechable.  Nos hizo volvernos desechables a nosotros mismos, los que nos inventamos el término y los que terminamos sufriendo por la sensación.

Nosotros mismos nos impusimos la necesidad imperativa de buscar con frenesí siempre algo nuevo, alguien diferente, un lugar distinto, una experiencia que se salga de lo que siempre hemos tenido.  En aras de alimentar nuestra "vivencia", nuestro paso por este mundo, nuestro "mañana no es seguro", vamos por la vida desechando el tiempo, las experiencias, los aprendizajes, los corazones y en últimas, desechándonos a nosotros mismos.

Vivimos en una época en la que tenemos más de lo que nunca la humanidad había tenido.  Todo es vertiginoso, rápido, cambiante.  Lo único constante es que nada permanece, que todo cambia sin necesidad, que todo es obsoleto incluso antes de estar finalizado.

Vivimos en una era en la que tenemos todo a la mano, en la que la pereza mental, física, emocional y hasta espiritual nos ha llenado a tal punto que nos hemos vuelto seres pesados, cargados, llenos de un vacío que nos obliga a movernos rápido, a estar pendientes de cosas que nosotros mismos inventamos, a temerle a invisibles, a adelantarnos a inexistentes.

Una época en la que vivimos más juntos, en menos espacio; pero somos más desconocidos.  En la que contamos con miles de herramientas para comunicarnos al instante, y aún así somos incapaces de descifrar miradas.  En un mundo en el que por obligación nos vemos todos los días, nos hablamos todos los días.... y no tenemos ni idea ni siquiera de quiénes somos nosotros mismos, ahora vamos a conocer a los demás.

Un mundo en el que todo es desechable.  En el que el esfuerzo invertido en hacer algo, llevar algo a cabo es desechable; porque al breve tiempo el frenesí con el que viaja el mundo nos obliga a volver a iniciar otra cosa.  A volver a empezar en un trabajo distinto, en una escuela distinta, en una ciudad distinta, con una persona distinta.

Atrás quedaron los días en los que la humanidad disfrutaba de las cosas que tenía, y de las cosas y personas realmente importantes.  En búsqueda de la novedad, desperdiciamos el tiempo como si tuviéramos más vidas por vivir.

Pasamos todas las horas de sol trabajando para alguien más, bien sean ellos nuestros clientes o nuestros jefes.  Pasamos todas las horas de sol intentando acumular riquezas, experiencias, conocimientos; pero nunca vivencias.  Es una pérdida de tiempo jugar con los niños, ver el atardecer, componer una canción o simplemente caminar por allí.  Sentarse a hablar con alguien mirándole a los ojos ya no vale... porque esa persona puede que no esté allí en unos pocos días.

Desechables, al punto en que decidimos dejar de existir los unos para los otros.  Desechables, reemplazables, prescindibles.  Un mundo del que creemos que podemos sacar todo lo que podamos tomar, como si tuviéramos otro.  Gastándonos el tiempo como si tuviéramos más en ese relojito en nuestra muñeca.  Invirtiendo en no invertir.

Desechable es el amor, aquella promesa y aquel sentimiento profundo hacia otra persona, hacia la familia, hacia los animales y la vida.  Ya llegará alguien más, hay muchos peces en el mar, ya pasará todo, porque nunca hay nada definitivo.  Decir "te amo" es como decir "hola", todo el mundo lo dice pero nadie realmente sabe qué es lo que quiere decir.  Dedicar tiempo, esfuerzo, ponerle ganas y dedicación es algo que hacen personas "ridículas", personas que están "out", porque la moda es tener sexo de una noche y cada noche con una persona diferente, faltándonos el respeto mutuamente, degradándonos al nivel de los animales, creyendo que por ser "libres" y no "atarnos" a nadie somos más y mejores.

Desechable es la vida, don precioso y maravilloso que mucha gente se priva de disfrutar.  Suicidios, homicidios, todo es efímero, nada vale la pena.  El esfuerzo no rinde frutos, el trabajo no da satisfacción, la familia es un dolor de cabeza, los hijos son un problema.  Caminar es un fastidio, bañarse en la lluvia es peligroso, vivir es una molestia.

Desechable el mundo en el que vivimos.  Desechables nosotros, que en poco tiempo estaremos obsoletos, una obsolencia programada por la misma sociedad, cada vez en menos tiempo, como los equipos de alta tecnología.  Desechados por nosotros mismos, desechados por nuestros propios pensamientos, por nuestros propios sentimientos.

No es que seamos desechables.  Es que nosotros mismos queremos serlo, afanados en "ser mejores", en "crecer", en "evolucionar".  Todos términos mal utilizados al referirse a tantas cosas... a tantas cosas que en ocasiones es mejor que permanezcan intactas, inmunes a fantasmas necios y desenfrenados que nosotros mismos decidimos crear.

No somos desechables.  Nos convencimos de serlo. Y por ende, lo somos.

Indecisa


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Los que me conocen de cerca saben que soy indecisa.

O bueno, no es que sea indecisa, sino que cualquier cosa me viene bien.

O bueno, no es que cualquier cosa me venga bien, sino que me amoldo a las circunstancias.

¿Si ven?

El caso es que estos cuatro días de carnaval, (casi) sola en casa, me confirmaron lo que yo quiero, y la decisión que hace mucho rato tomé para mi vida pero que aún no he podido llevar a cabo:

Quiero vivir sola.

Bueno, sí, todo el mundo quiere eso. Pero no.

Vivir sola, y tener mi casa y mis cosas por mi y para mi no significan lo que para muchos significa.  Es como cuando digo que quiero un Audi, un Mini Cooper o un carro de esos.  No es que quiera las cosas materiales, no... quiero lo que significan.

Para mi, llegar a vivir sola significa que por fin encontré algo que me gusta (un trabajo o un empleo) al que me gusta dedicarle tiempo y que además me da dinero para poder pagarme las cosas.

Que disfruto haciendo mi trabajo, que disfruto estar rodeada de la gente de la que esté rodeada, y que por un tiempo ahorré y tuve lo suficiente para invertir en mi.

Que tengo la libertad de hacer con mi espacio lo que quiera, y que nadie me diga en dónde deben ir las cosas o cómo debo hacerlas.

Que puedo disfrutar de mi tranquilidad, de mi paz, de mi pereza dominical, de no bañarme sin que nadie me diga nada.

Que conseguí una casa a la que en algún momento llamaré hogar, el paso previo para muchas cosas.

Que tengo lo suficiente (tiempo, agallas, esfuerzo, dedicación, valentía, dinero) para mantenerla, para arreglarla, para que sea mi lugar a mi manera.

Que puedo compartirlo con quien me de la gana.  Y esto es lo más importante.

Yo no quiero vivir sola por vivir sola.  Porque para vivir sola me quedo como estoy, llegando tarde en la noche a casa y saliendo de casa antes que salga el mismo sol.  Teniendo las cosas listas, sin preocuparme de nada, sin ver mucho a mi familia ni pasar tiempo con ellos.  Llegar a dormir, verlos cinco minutos antes de irme.  Eso es vivir solo, aunque se viva acompañado.

No.

Yo quiero (y esto va bastante en contravía a lo que siempre me he "imaginado" o "sabido") llegar a casa y que alguien me espere. O yo esperar a alguien. Alguien con quien pueda luego planear qué comer, cocinarlo, pasar tiempo tirados en la cama haciendo nada o haciendo todo, bañarnos juntos, hablar.....

Para eso quiero mi casa. Y tener mi casa probablemente significará que tengo con quien compartirla.

Y eso es lo que quiero.

Por una vez en la vida, me mantengo en una decisión:

Quiero mi casa. No por tener un espacio, sino porque significa que estoy lista para compartirla con alguien. Y más importante aún, que tengo con quien compartirla. Sino, para qué casa vacía.

Sí, soy indecisa en muchas cosas. Aún no sé cómo voy a conseguirlo, ni siquiera sé si lo conseguiré... pero al menos creo que he tomado una decisión.

Quiero mi casa, y mi carro de alta gama. No por ellos, sino por lo que traerán consigo. O más bien, porque son el resultado de cosas que habrán pasado antes... de cosas que no sé si pedirle a la vida, porque no sé si me las de.

Gracias


posted by Athenea

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Tengo varias malas costumbres, o defectos como a veces les llamo.

- Me ilusiono muy rápidamente. Esto también cuenta para enamorarme, entusiasmarme, alegrarme....
- Me desilusiono aún más rápidamente de lo que me ilusiono. Aplica también para desenamorarme, desentusiasmarme, entristecerme...
- Doy mucho las gracias.  Gracias. Gracias; pero no, gracias.
- Soy desagradecida. Me quejo por todo.
- Pido mucho disculpas. Lo siento.
- Nada se me olvida. No necesito agenda.
- Todo se me olvida. Necesito a mi mejor amigo para que me recuerde mi existencia.

Y así.. pudiera seguir y contar 101 seguramente.

Pensaba en eso hace un par de tardes (o ayer por la tarde, no sé), y recuerdo haber dicho que si conseguía un trabajo todos los días me levantaría y agradecería por él; aunque fuese un trabajo pequeño o por un rato.

Resulta que ahora me levanto y, aunque no me quejo, no agradezco.  Es como no decir toda la verdad... no es decir mentiras, pero tampoco es decir la verdad.

Y pues nada.  Que he tenido otras oportunidades, que he pensado en muchas cosas, que incluso pensé en renunciar a la primera o segunda semana de estar ahí (es decir, la semana pasada).  Que esto, que aquello; pero no.

Por alguna razón estoy ahí, por alguna razón parece que me quedo un rato. Y tengo que agradecerlo. Porque duré más de dos años sin hacer nada, descansando, sin plata pero con tiempo, viendo cómo se escabullían mis días productivos y cómo disminuía el dinero de mi cuenta.

Ahora es como lo mismo, tengo plata (no mucha) pero no tengo tiempo, y sigo viendo cómo se escabullen mis días productivos pero cómo poco a poco mi cuenta se va llenando =)

Y ahí voy. Día tras día, haciendo un esfuerzo al que no estaba acostumbrada, cogiendo 4 buses todos los días, saliendo sin sol y llegando aún más oscuro a casa, bañándome en las noches para dormir media hora más en la madrugada (y no me da pena decirlo), tomándome 1 hora de viaje en las mañanas y 1 hora y media en las tardes, llevándome el almuerzo, vistiéndome formal.... pero dando gracias por eso (casi) todos los días.

Porque acabo de entender que si uno no agradece lo poco que recibe... ¿Para qué se molestará la vida en darnos algo más grande?

Ahí se las dejo. En esas ando. Corrigiendo mis defectos, o al menos pensando en corregirlos, en esas 2 horas y media "muertas" que tengo todos los días.

Gracias, Dios, por escucharme. Y aún más gracias, Dios, por responderme.

101


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No tenía nada que hacer anoche en playa, y escribí 101 cosas que "probablemente" la mayoría de ustedes no sepan sobre mi.   Enjoy.


1. He empezado a escribir 2 libros y escribí 1 canción.
2. El dinero para mi es importante; pero no lo es todo. Soy de las que ahorro y no malgasto; pero si quieres algo y te lo puedo comprar, lo compro. Si quiero algo y lo puedo pagar, lo compro.
3. Lloro en absoluto silencio. Tanto, que si lloro en tu hombro, no te das cuenta a no ser que me mires el rostro.
4. Llevo una década viviendo en una cuadra con 10 restaurantes, de los cuales solamente conozco 5.
5. Soy loca llaveros, loca lapiceros, loca tazas (mugs) y loca libretas.  Si algún día no sabes qué regalarme, cualquiera de esas cosas me viene (muy) bien!
6. My number is one digit.
7. No me demoro un siglo arreglándome, siempre y cuando ya sepa qué es lo que me voy a poner.
8. Jamás he estado borracha.
9. No me gusta la cerveza, ni el whisky, ni el vino tinto.
10. Si me gustaran las verduras, fuera vegetariana.
11. Sufro de 2 o 3 enfermedades relacionadas con el sistema digestivo.
12. Pienso, pienso y pienso y sobrepienso todo.
13. No me gusta el vallenato. De ninguno.
14. No me gusta lidiar los problemas de la gente. Por eso poco cuento los míos a mis amigos, y por eso no soy psicóloga clínica.
15. Me encanta dormir; pero solamente me duermo temprano por dos razones: o estoy MUY triste o estoy MUY enferma.
16. Me cuesta demasiado vomitar. Cuando vomito, estoy MUY enferma.
17. Me encantaría estar todo el tiempo rodeada de buenos amigos. Sin embargo, me cuesta mucho y casi todo el tiempo estoy sola.
18. Soy práctica, pragmática, cínica y cortante. (Por encimita) Y qué.
19. Con mi pareja soy MUY cariñosa, consentida, me gusta atenderlo y cuidarlo, y doy todo de mi (a veces -casi siempre- doy de más). Un caramelito derretido. (Muy en el fondo)
20. Me encanta mucho (mucho) comprar ropa interior; pero no me gusta salir a comprar ropa ni zapatos: nada me gusta, y de lo que me gusta, nada me queda.
21. Hace unos cuantos años no me baño con jabón en barra, sino con jabón líquido.  Hace unos pocos años ya no me echo más nada en el pelo fuera del shampoo y el acondicionador.
22. Cuando la gente me importa, y cuando doy regalos, me gusta hacerlos únicos y con un toque personal. Me gusta esforzarme por dar algo agradable, diferente y que la gente aprecie.
23. No me interesa un hombre por el dinero que tiene, su(s) carro(s) o casa(s). Punto.
24. Soy acelerada, mi mente se anticipa a todo y me hace ser impaciente. Hasta conmigo misma y mi propia existencia. Quiero todo YA.
25. Podría vivir en un avión. Me encantan los aviones.
26. El amor no se limita a la pareja. Amo a mi familia, amo a mi perrita, amo a mis amigos, y no me da pena decirlo.
27. Aunque diga que no, sí me quiero casar (para toda la vida) y sí quiero tener dos hijos (ojalá más antes que después).
28. A uno le compran su tiempo de vida para trabajar, no al revés. Uno no vive para trabajar, trabaja para vivir. Y punto.
29. Soy la cosa más tierna y romántica del mundo, cuando me siento segura y confiada para serlo. Mientras tanto, soy "nice" y ya.
30. Pensé seriamente en suicidarme varias veces en mi vida. Como muchas personas.
31. No soy amiga de mis ex. Soy una conocida, si quedamos en buenos términos. Y eso.
32. Estoy muy pendiente de la gente a la que amo. A veces, demasiado pendiente; aunque no se den cuenta.
33. Cuando algo/alguien se me sale, se me sale. No hay nada que hacer para que me vuelva a gustar.
34. No me gusta pintarme las uñas de las manos.
35. Solamente me corto el cabello en luna menguante.
36. Mi profesión (y sueño) frustrado es ser astrónoma.
37. Si tuviera el dinero, iría a la luna. Just for fun.
38. No me puedo poner aretes de topito.
39. Duermo arropada hasta el cuello así esté muerta de calor.
40. Cojo rabia con suma facilidad, y por tonterías, pero no me duran más de 10 minutos. Cuando cojo rabia por cosas que no son tonterías, y me duran más de 10 minutos, escóndanse.
41. Quiero ser una gran persona, y poder hacer algo por mi vida, por la vida de alguien más o por el mundo. Así sea algo pequeñito, para no irme de aquí sin hacer diferencia.
42. Soy la cosa más llorona del universo. Lloro si estoy feliz, triste, frustrada, brava, asustada... And so on.
43. Casi siempre tengo las manos heladas. Soy demasiado friolenta. En extremo.
44. Tengo que aprender a exigir más de la gente.
45. Si puedo caminar, camino. Si me pueden recoger/llevar, mejor. Sé manejar pero prefiero no hacerlo.
46. Toda la vida he querido aprender a tocar el piano. Ahora al menos tengo piano donde empezar a practicar.
47. Quiero un telescopio desde que tenía 12 años.
48. Quiero que mi anillo de compromiso (if any) sea de amatista morada con pequeños diamantes alrededor. No quiero un diamantote y ya.
49. Soy cómoda y dormilona, no floja.
50. Las canciones romanticonas me fastidian a veces porque me recuerdan todas las cosas que he vivido y que no quiero repetir. Por eso prefiero los ritmos más rápidos y rumberos.
51. Me encanta estar descalza.
52. Quiero que me digan "te amo" (de verdad) mirándome a los ojos, en un sitio despejado bajo el cielo estrellado. Cliché; pero ajá. (Lloraré)
53. Si puedo no meterme a la piscina y/o al mar, no me meto.
54. No me gusta un hombre tomador, parrandero, pernicioso, vallenatero y/o fumador. Así este buenísimo.
55. Soy (muy) celosa si tengo razones. Soy (muy) fresca si me siento tranquila.
56. Suelo imaginarme las peores cosas: accidentes, muertes, enfermedades... Porque todo lo que imagino NO pasa.
57. Soy la más chichiricienta del mundo.
58. Me gusta que me manden flores. Aunque nunca nadie me las manda por ninguna razón. 
59. Soy (muy) realista, aunque la gente diga que no soy realista sino pesimista.
60. Soy de extremos. Algo me gusta mucho o no me gusta nada. (Aplica para todo)
61. Soy insegura de mi misma, aunque aparente lo contrario.
62. Me encantan los perfumes, las faldas, los tacones y los vestidos; pero casi nunca los uso.
63. No me gustan ni me deslumbran las joyas.
64. Sé bastante de carros, de fútbol, de política y de tecnología. Más que las mujeres promedio.
65. Por más que los pruebe y los vuelva a probar, no me gusta ni el arequipe, ni el coco, ni la leche condensada, ni el maní, ni el chocolate blanco, ni la pony malta, ni las nueces, ni las cerezas, ni la papaya, ni la crema de leche, ni las aceitunas. Nada que hacer.
66. Entre mujeres, casi nunca tengo de qué hablar: no sé de salones de belleza, ni de moda, ni de bebés, ni de telas, ni de gimnasios, ni de spas, ni de peluquerías, ni de dietas, ni de procedimientos quirúrgicos de belleza, ni de la farándula. Nada que hacer.
67. Jamás he hecho una dieta, ni me he matado en el gimnasio o contando calorías.
68. Me fastidia (mucho) la gente que no tiene nada en la cabeza. O que tiene mala ortografía. O peor: ambas.
69. A veces sé lo que quiero de la vida. Solamente a veces, y no me dura casi.
70. Si pudiera volver a escoger carrera, no sería psicóloga.
71. Nunca he hecho un show por nada ni a nadie. Soy más passive-agressive.
72. Nunca me he imaginado casándome. A veces, sinceramente, pienso que es porque eso nunca (me) va a pasar.
73. Siempre he pensado que las cosas buenas le pasan a los otros, y que yo no las merezco.
74. Me encantaría poder irme de viaje y recorrer el mundo, viviendo un tiempo en cada parte. El problema es que me da demasiado miedo hacerlo.
75. Nunca me he considerado especialmente hermosa. Simpática y ya.
76. Siempre he creído que me veo mejor "bien vestida" que desnuda.
77. A pesar que no me molesta la soledad, me da miedo quedarme solita por no ser nunca lo suficientemente buena para nadie; o porque nadie nunca fue lo suficientemente bueno para mi.
78. Me incomodan las multitudes. Y más las multitudes escandalosas.
79. Soy cristiana sin apellido, y los santos católicos me dan miedillo.
80. Siempre he pensado que le intereso poco a los demás, aunque sé que soy interesante.
81. Aunque me gustaría dejar que todo fuera como debe ser; me entran ataques de angustia cuando siento que no tengo control, dominio o fuerza de predicción sobre lo que me pasa.
82. Me apego mucho a la gente y he sufrido mucho por separaciones (traumáticas o no). Por eso en muchas ocasiones prefiero quedarme sola o tener pocos amigos. (Es como la gente que prefiere no tener hijos/mascotas para no perderlos)
83. Me dan asco los peces vivos, especialmente si han brincado por fuera de la pecera y se están ahogando.
84. No me puedo comer un pez entero, con cabeza y cola, y mirándome con la boca abierta. No soy capaz.
85. Tengo déjà vu's a menudo, y tan intensos que hasta puedo predecir que va a pasar por un tiempo largo. He intentado hacer que cambien las "predicciones"; pero de una u otra forma todo termina pasando como yo "sabía" que pasaría, por mucho que haga o deje de hacer.
86. Hay cosas que simplemente "sé". Y eso que "sé", sencillamente "es".
87. Suelo ser laxa, permisiva y perdonar o pasar por alto cosas que no debería cuando estoy enamorada.
88. Tengo dos ojos, dos orejas y una boca; así que observo y escucho el doble de lo que hablo (casi literalmente).
89. Suelo demorarme para coger confianza con alguien, y suelo demorarme muchísimo más para que alguien coja confianza conmigo.
90. Mi representación mental de mi estructura consciente e inconsciente es un castillo, con todas sus murallas y fosos y habitaciones.
91. No espero (casi nunca) nada de nadie, así evito decepciones y "garantizo" sorpresas.
92. No confío en la gente que alardea de sus capacidades, en ningún aspecto de sus vidas.
93. Me gusta pagar mis cuentas, comprarme mis cosas y sentirme independiente. Sin embargo, también es lindo que a uno no lo dejen pagar.
94. Me encanta caminar por la playa y tirarme a observar las estrellas por las noches.
95. Durante todo el colegio fui la viva encarnación de Daria.
96. Amo a mi perrita profundamente. Por ella soy cada vez más animalista.
97. No me gusta la bulla, ni los tumultos, ni el desorden, ni la mugre.
98. Antes de mi boda (if any), me gustaría vivir sola un tiempo.
99. Soy creyente, muy creyente; aunque a veces me deje la fe por ahí escondida y guardada.
100. No soy una persona fácil; pero tampoco soy difícil. Lo que si tengo claro es que no soy como el común de las mujeres.
101. Me encantaría enamorarme profundamente (y mantener el cerebro prendido); para toda la vida. Quiero ser "la última" del que (algún día) será "mi último".


Y sé que si me dedico puedo sacar 101 más.... pero digamos que me quedé dormida. 

Nuestro Cuento


posted by Athenea

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Esto me lo mandó alguien hace un tiempo, y lo encontré hace poco revisando mis correos.

Les comparto este cuento a todas las mujeres que me leen (y a los hombres que me leen también, por qué no, para que nos "entiendan" un "poquito" "más"), dedicado a cada una de nosotras, a nuestras luchas internas, a nuestras aspiraciones inconscientes, a lo que somos pero dejamos de ser.

Tómense el tiempo de leerlo, es corto, está bien ilustrado y se van a sentir identificadas.

Les comparto Nuestro Cuento (no es mío, pero lo comparto.  Hagan click aquí).

Lástima que no deja ponerlo aquí.

Que lo disfruten!

1.400.000


posted by Athenea

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Soy profesional, tengo minor, especialización y estoy terminando una maestría.
Tengo más de 5 años de experiencia en lo que hago, soy bilingüe.
He publicado artículos de investigación en revistas académicas.
He realizado ponencias en varios congresos nacionales e internacionales.
He dirigido proyectos locales, regionales y nacionales.

En resumen: estoy más estudiada que el cáncer y más preparada que un yogurt.

Al comienzo, el pregrado no fue suficiente.
Luego, la especialización no fue suficiente.

El 20 de diciembre de 2011 recibo una llamada de una empresa en las afueras de la ciudad.  Que tenían mi hoja de vida, que estaban interesados en entrevistarme para un cargo. Les pregunto por teléfono que cuál es el salario, me dicen que no saben. Acepté la entrevista y fui.

Me entrevista J., una niña muy amable y cordial, que me dice en qué consiste el puesto (un puesto de analista), y que no sabe cuál es el salario, pero dice que está entre 1.200.000 y máximo (máximo) 2.000.000 (como demasiado).  Se sorprende con mi aspiración salarial, de 3.000.000.  Pido eso para tener un "colchón" de negociación, aunque debería quedarme ahí.

Después de ella me entrevista el gerente de la compañía en la ciudad.  Es una sucursal de otra empresa con sede en Bogotá.  Me dice que perfecto, que excelente todo, que mi hoja de vida muy completa, que tengo conocimiento y muchas cosas más. Pero que no me puede pagar lo que pido, que si le bajo 500.000 o sino no me tienen en cuenta para el proceso.   Le digo que sí, sin mayores expectativas, y él me dice que entiende que mi hoja de vida y que un profesional con especialización y maestría no vale menos de eso.  Sin embargo, me dice que el salario especificado para el puesto es de 1.400.000. Ni un peso más. 1.400.000 pesos compuesto de un fijo (ni idea cuánto) y un variable por metas.

Me fui de la empresa habiéndome gastado 60.000 pesos yendo y viniendo, y más de 3 horas de mi tiempo. Obvio, con la sensación de que eso había quedado hasta ahí, y ya. Que no me iban a volver a llamar porque estaba pidiendo casi el doble.

El 29 de diciembre de 2011 me llama nuevamente J., que viene el gerente general desde Bogotá, que quiere entrevistar a las candidatas que pasamos a segunda ronda.  Le pregunto que si sabe algo del salario, que cuál es el siguiente paso del proceso. Me dice que la entrevista es para eso, para cuadrar salario y para conocernos.  Sin muchas ganas, acepto ir de nuevo.

Hoy fui nuevamente, a entrevistarme con el gerente general.  Asumí que habiendo pasado a una "segunda ronda" era porque se estaban pensando nuevamente el perfil del cargo o tenían una mejor oferta que hacer.  Me entrevista el gerente general, y más o menos así fue la conversación luego de los saludos protocolarios y contarle mi experiencia laboral y contestarle unas cuantas preguntas adicionales.

Gerente: La verdad no entiendo tu aspiración salarial.  Es que estoy loco pensando en que ni siquiera en Bogotá pagamos eso.
Yo: 5 años de experiencia, especialización y maestría le parece que no valen 2.5 millones...
G: No.
Y: Ya...
G: Tu perdona que te pregunte, pero es que no entiendo por qué pides eso
Y: Pues es lo que mensualmente recibo en promedio trabajando de freelance
G: Pero entonces te va SÚPER BIEN!!! (Nótense las mayúsculas; léase en tono irónico)
Y: Sí, gracias a Dios sí
G: Es que no veo, no entiendo, no logro vislumbrar cómo es que estás pidiendo eso.  Dame una idea de cómo harías el trabajo.

... Le doy ideas, le digo cómo lo haría, le doy un par de conceptos para negocios interesantes.

G: Me gusta lo que me dices, esas oportunidades de negocio están interesantes. Pero aún así, no puedo pagarte eso.  Tendría que verte trabajando, y eso, tendrías que darme MUCHOS resultados. Tu disculpa.  La cosa es que los resultados tienen que ser inmediatos. No pueden ser lentos, y eso toma tiempo. Eso que me dices es bueno, y algo así hemos intentado hacer; pero en 2 años no hemos tenido resultados.  Algo está fallando en el proceso, ¿qué crees que sea?
Y: Pues no sabría decirle porque no sé qué han hecho ni qué no han hecho; pero tiene que cultivar los clientes, eso no es así tan de la noche a la mañana.
G: Pues algo no estamos haciendo bien, y no entiendo qué es. Pero volviendo al tema, es demasiado dinero el que pides.  Tienes buen discurso, buena presentación, tienes muchos conocimientos en el tema, se te nota muy inteligente y muy preparada; pero no puedo pagarte eso.
Y: Perdóneme que le pregunte, y si soy indiscreta discúlpeme; pero entonces ¿para qué me hizo venir?
G: Discúlpame, sé que te estoy haciendo perder el tiempo; pero apenas ahora es que veo tu hoja de vida y me sorprende tu aspiración salarial. Es que no lo entiendo y quería preguntarte por qué esa aspiración. No te hubiera hecho venir si me hubieran informado que pedías eso, me acabo de enterar. No puedo ofrecerte más de lo que está planteado para el cargo; así que si te lo piensas me llamas.
Y: Si se lo piensa usted me llama, con todo el gusto a la orden en lo que necesite, ya tiene mi hoja de vida. Adiós.

Hoy me gasté 40.000 pesos más yendo y viniendo y otras 3 horas más de mi tiempo.
Una falta de respeto total. Pero TO-TAL.

¿Cómo es posible que me digan, y en qué cabeza cabe, que un profesional con 5 años de experiencia (con o sin maestría) vale 1.400.000 pesos?

¿Cómo es posible que me digan, y en qué cabeza cabe, que no sabe qué está fallando en su empresa que no logra posicionarse?

Gerentes pichurrias, que pagan 3 pesos por el que vale 3 pesos esperando que rinda como el más más.
Educación para todos, ¿educación para qué? Para salir a estar sub-empleados, con jefes que no valoran ni el estudio ni el trabajo.

Pues no.
Favor que me hizo de mostrarse así en la entrevista, así al menos sé qué clase de jefe es.

Y luego, dirigentes y empresarios de este país se siguen preguntando que por qué seguimos estando como estamos.

Jodidos.
Estamos bien jodidos.

1.400.000
PPPPPPPPPPFFFFFFFFFFFF!!!!!!!!!!!

2012


posted by Athenea

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Feliz año a todos.  Que Dios los bendiga, los llene de mil cosas buenas y que todos los proyectos que tengan para emprender este año se vean realizados (así sea en parte).

Este post no será de todas las cosas malas (o buenas) que me pasaron en el 2011.  Este post tampoco será sobre los propósitos que todos felizmente nos hacemos a comienzos de año y que todos involuntariamente olvidamos antes que termine Enero. Este post no va para hacer memoria de las fiestas, mostrar fotos o decir que engordé (engordar... ¿yo?)

Este post, además de darle mis buenos deseos (leer el primer párrafo de nuevo), va sobre dar las gracias.

Gracias porque se me abre ante mi un nuevo año por vivir. No sé si salga viva de él (todos esperamos que sí, o al menos eso me gusta pensar); pero es un camino nuevo.

Gracias porque es una oportunidad diferente, no para "empezar" o "volver a hacer" las cosas, sino para mejorar, para crecer, para seguir caminando.

Gracias porque tengo justo lo que necesito y debo tener para hacerlo: salud, felicidad, amigos, familia, juventud, fuerza, y sobretodo: ganas.

Mi único propósito es este:

Tengo 366 días (este año es bisiesto, ¿sí sabían?) para dedicarle a una sola persona: Mí misma.

Mí misma, me dedicaré a ti.  Solamente a ti. (Obvio que no solamente a mí misma, pero uds. me entienden).

366 días para descubrirme, limpiar mi casa, sacudirme las telarañas, pintar las paredes, ordenar el castillo (otro post les mostrará mi castillo), renovar la decoración, abrir las ventanas (para que se oree), cambiar las persianas, tumbar una que otra muralla y hacer uno que otro puente, y esas cosas.

366 días, de los cuales ya van 2.

2 días en los que he retomado varias cosas, y que espero mantener.

364 días restantes solamente para mi. Sin interferencias, sin interrupciones, sin intrusos/as, sin "tener que", sin ataduras.

364 días para disfrutarme.

Después, ya veremos.


2012... here I go.