Athenea es mi nombre virtual. Mi nombre real se parece mucho a mi libro de infancia favorito: Lunela.
Lunela es una niña que lucha contra el olvido, que busca en las memorias del tiempo quién es ella y quiénes fueron sus familiares.
Lunela es realista, o como me definirían a mi: cínica y negativa. Ve la vida con ojos de grande aún siendo muy niña, con una madurez y una suspicacia poco propias de su edad. A mí también me decían eso hasta hace unos años. Supongo que ya habré llegado a "esa edad".
Athenea es mi alter ego. Quien siempre quise ser: una diosa, una princesa, una alguien importante en la vida de mucha gente. Importante no sólo para la gente, sino también para mi misma.
Athenea es la diosa de la sabiduría, algo que a mi me ha faltado un poco pero a lo que siempre he aspirado. Athenea tiene su séquito de caballeros, que la defienden y la protegen así como yo he tenido los propios, aunque han sido más sapos que caballeros o príncipes, y han venido de a uno.
Y yo soy una mezcla de ambas: de un personaje mitológico al que todo el mundo respeta, y de un personaje ficticio que busca la verdad siendo transparente con el olvido.
Yo soy real en un mundo virtual, una mujer llena de picos, valles y abismos; una mujer llena de defectos y virtudes; una mujer que aún es una niña y que se siente mayor de la edad que tiene.
Yo soy real, una mujer que se ha amoldado a la vida, que se quiere ir a aventurar en otro lado para crecer y terminar de desprenderse de lo que falta.
Yo soy real, pero no sé lo que quiero y mucho menos quién soy a ciencia cierta. No sé para dónde voy ni con quién; pero sé que a donde vaya, iré conmigo.