Downtown


posted by Athenea

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Aclaración: Las imágenes no son mías. Son todas tomadas de Internet.

Digamos que en términos de lo que hablamos en mi ciudad, yo soy una niña "puppy".

El término "puppy" no quiere decir ni tiene nada que ver con lo que en inglés se llama "cachorro", sino con una persona que es de clase media- alta (o alta), que tiene dinero y que no tiene mucho contacto con las cosas que hacen que el "pueblo" sea "pueblo".

Ojo que no hablo en términos despectivos, eh, es sólo a modo de introducción.

La cuestión es que por estos días, y por cuestiones laborales, me la paso metida TODO EL DÍA en el centro histórico de mi ciudad.

A ver.  En cualquier ciudad normal del mundo, el centro histórico tiene plazas, espacios amplios, seguros, lugares donde sentarse a tomar un café o un coctelito y más lugares para caminar, tomar fotos y pasear un rato.  El downtown suele estar lleno de historia, ser un lugar decente, ordenado, limpio, bonito y pulcro, en donde la gente se reúne a pasar un rato agradable alrededor de edificios históricos y cosas por el estilo.

Eso, en cualquier ciudad normal del mundo. Pues vamos, que mi ciudad no es tan normal, y no, no uso términos despectivos.

El downtown -o centro- de mi ciudad, sí, es lindo, sí, tiene edificios históricos, sí, tiene plazas, sí. Como cualquier downtown de cualquier ciudad del mundo. Pero no.

Este es el Paseo de Bolívar (una parte de él), y es de las pocas "plazas" que hay en la ciudad. Al menos ahora está limpia y cuidada. Antes no era así.

El centro de mi ciudad está lleno, pero lleno a rebosar, de vendedores ambulantes, de gente que camina en un "agáchate y coge" o en inglés "pick your own" (pero nada parecido al concepto inglés), de vendedores que ocupan el andén y que no te dejan caminar, de otros que ocupan la calle y no dejan a los carros transitar, y de muchas cosas más.

A esto me refiero, vendedores en el andén, vendedores en la calle, en un "agáchate y coge".

Las calles sucias y mojadas, porque la gente bota todo ahí mismo.  El que hace limonadas deja las cáscaras de los limones en el piso. El que vende los pescados bota el agua con la que los "lava" ahí en la calle, y de malas para quien pasa por ahí en ese momento, si le cayó en los pies, nada que hacer.  El que compra dulces tira el papelito en la calle porque un papelito más no hace más basura, y así sucesivamente.

Eso, sin contar el mal olor del pescado, la bulla del picó (pick up mal pronunciado) con su música a todo volumen, uno tras otro con canciones diferentes, el escándalo del que va vendiendo loterías, la gritería del que se pelea con el otro para que le rebajen unos pesos, y el calor. Infinito, desgastante, desgraciado calor.

Esto es un picó (pick up).  Se imaginarán los decibeles que alcanza. Sí, tal cual. Un montón juntos.

Sí, mi ciudad es caliente, he vivido aquí casi toda mi vida y estoy acostumbrada; pero es que en el centro -realmente, literalmente-, hace muchísimo más calor. Muchísimo más.

Yo no soy de las personas que suele ir al centro a comprar nada, aunque existe un pajazo mental entre los ciudadanos de que allá todo es más barato.  No me gusta el sitio, no me gusta el desorden, no me gusta el calor, y menos todo eso junto.

Sin embargo, por cuestiones laborales, estoy allá metida, y he visto otra cara, que es lo que les vengo a contar.

Una cosa es lo que uno poco puede ver cuando va caminando con la cabeza enterrada en el piso (para evitar que los atracadores te vean la cara de perdido que llevas y te persigan), con el bolso entre las manos, bien apretado en el pecho (para que no te roben cuando te toca pasar entre más de cinco personas juntas), y corriendo.

Otra cosa, y MUY diferente, es lo que uno ve cuando uno se sienta con los vendedores, habla con ellos y observa con detenimiento cómo es la dinámica de su día a día.  Una cosa es ser uno el que va corriendo con la cabeza agachada y la mirada enterrada en el piso, y otra cosa es ver a ese que va así como suele ir uno (y encima, reírse de él)....

He tenido la oportunidad de sentarme a hablar con ellos, de caminar entre ellos sintiéndome "segura" (es probable que tenga una falsa, muy falsa sensación de seguridad), con tiempo para observar qué es lo que venden realmente, preguntarles cuánto les queda de ganancia en esas más de 14 o 16 horas diarias que trabajan con ese calor.

He tenido la oportunidad de ver cómo es el proceso de compra y venta, y me he sorprendido muy gratamente al ver que son personas amables, muy muy amables.  No me dejan comprar casi nada. Me han regalado de las limonadas que hacen (las cuales, obviamente, aunque sean hechas con agua de yo-no-sé-dónde, me tengo que tomar en nombre de Dios), de los fritos que venden, de la mercancía que llevan.

Son personas llenas de cortesía, y que trabajan únicamente en eso.  Me he llevado otra imagen del centro, aunque sigue sin gustarme y sigo sin ubicarme.  Son personas que trabajan muchísimas horas, todos los siete días de la semana, de sol a sol casi literalmente, con una rutina inclemente.

Al llegar, madrugados, abren y sacan la mercancía, organizan la exhibición, acomodan las cosas y las vigilan.  En la noche, hacen el proceso a la inversa, y así, todos los días de sus vidas. Todos.
Aguantan calor, malas caras, atracos, policías y gente grosera.  Aguantan sed y hambre, aguantan lluvia y arroyos, aguantan el sol inclemente, aguantan el mal olor y la bulla. Se aguantan entre ellos mismos.

A ellos, mi admiración y respeto.  Son personas cordiales, atentas, amables.  Son personas que hacen lo mejor para su familia todos los días, aunque no tengan tiempo para verlos.  Son personas a las que un poco de educación les haría muchísimo bien, así como un poco más de entendimiento y comprensión por parte de las autoridades de la ciudad.

Sí, el centro de mi ciudad puede que sea feo, que huela horrible y que esté desordenado; pero para mi sorpresa, está lleno de gente que en medio de todo, hace su mejor esfuerzo para sobrevivir, sin robar, atracar o traficar droga.  Hacen lo que pueden con lo que tienen, aunque nos invadan el espacio y no nos dejen caminar.

Y en esas ando. En el centro. Conociendo, aprendiendo, mirando otras caras de la moneda de la vida, que más que moneda, ya me parece un cubo.

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