Como un carro


posted by Athenea

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Hace poco hablaba con S., a quien le expliqué algo que ya no recuerdo (para variar) con un ejemplo explícito. Él, muerto de la risa, me dijo que debería ser profesora porque siempre tengo algo con qué comparar las cosas, y hacer que la mayoría de la gente entienda. Tal vez no a la primera, pero sí entiende. A la larga.

Pues resulta que pensando en los paralelos de las cosas, y en mi última relación (sí señores, ya lo acepté, fue mi última relación), me di cuenta que las relaciones sentimentales no son como las empresas, como la gente dice.

Está bien, sí son como las empresas porque requieren de un esfuerzo constante, mutuo y muy interesado; porque requieren mucha inversión por un tiempo largo para dar frutos a largo plazo, y porque los resultados no se ven sino después de los 3 años, cuando han llegado -por lo general- a su punto de equilibrio.  Sí, está bien.

Pero las relaciones también son como los carros. Sí, esos que nos llevan a todas partes. ¿Por qué?

En medio de mis locuras y pensamientos abstractos (yo que hago si no soy nada concreta .. sí, sólo se rieron los psicólogos) me di cuenta de eso.  Imagínense que un día tienen la intención de comprar un carro. Averiguan, conocen, visitan concesionarios, comparan y hacen el presupuesto.  Prueban varios, manejan varios, piden recomendaciones. Y un día encuentran uno que les gusta, que satisface sus necesidades, que entra en el presupuesto y que es de buena calidad.

Pues van y se lo compran, y empiezan a salir aquí y allá, a hacer vueltas, a llevar a todo el mundo (porque cuando uno tiene carro nuevo lo cogen de una de chofer, digan que no), a mostrarlo con orgullo porque tu lo buscaste, lo quisiste, lo compraste. Es tuyo, para ti, de ti.

Bueno, pues es lo mismo cuando estás buscando pareja; hagan la relación. Uno sale con varias personas, busca que se parezcan a uno, que tengan los mismos gustos o estilos, las mismas proyecciones de vida y hasta el mismo "presupuesto", sin ser elitistas.  Digan que no.

Y cuando uno encuentra a la persona que quería es como haber encontrado el carro que uno buscaba. Sólo que el carro lo compras y a la persona la conquistas. Como lo mismo, pero en el sentido contrario.

Luego de un tiempo al carro se le quita ese delicioso olor a carro nuevo, le empiezan a sonar cosas, a desajustar las piezas internas, se le daña el aire, hay que hacerle mantenimiento. Pues a la relación igual. Digan que no.

Y entonces el carro prende la luz de aceite. Pues vas y le cambias el aceite. Y luego, la luz del líquido de frenos. Y le pones una botellita nueva de eso. Y luego, la luz del agua. Pues le echas agua. Luego, la luz de la gasolina (la que más se prende). Pues pasas por una estación y le echas la gasolina que es, no la que te da la gana porque se daña el motor. Y así sucesivamente.

Pues igual con la relación. Prenden el bombillito de atención. El del sexo. El de los detalles. El del espacio personal. El de la comunicación. El de la libertad. El de los amigos. El de la compañía. El de la familia. Y así.

Uno no se emputa con el carro porque el carro prende las luces. Las luces son un mero indicador de que algo en el carro no anda bien, y no es razón ni suficiente ni lógica para cambiar el carro. No. Uno va y soluciona lo que el carro pide que se solucione para que siga andando. Porque es que si no le cambias el aceite, sino que se lo reemplazas a medias; pues el carro funciona a medias. Si el carro funciona con gasolina extra y le echas corriente, pues corcovea. Si no le echas el líquido de frenos nuevo te jodes enormemente. Si no le echas agua, te deja tirado.....

No es razón suficiente, insisto, el cambiar el carro porque se prenden las luces. Y si las soluciones a las luces son mediocres o no son suficientes, las luces seguirán prendidas y el carro no andará. Simple. Mecánica. me entiendes, sabes de eso mucho más que yo.  No es que la máquina no funcione.... es que no se le ha tenido cuidado. Si, en cambio, uno le hace el mantenimiento y está pendiente del carro porque es de uno, el esfuerzo y el trabajo de uno, lo que uno quería, pues el carro se mantendrá y servirá muchísimo tiempo.

Pues igual la relación. Las relaciones no se dejan porque hay cosas que anden mal. Las relaciones se trabajan, se solucionan, se crean. No nacen de ayer para hoy. Se hacen todos los días. Porque es que en lo que más uno trabaja es lo que más orgullo a uno le da.

Pero si dejas el carro porque se le prenden las luces, no es que el carro no sirva. Su próximo dueño tendrá más cuidado y andará perfecto. Lo malo es que tu siguiente carro tampoco funcionará, porque no has aprendido a solucionar el por qué inicial de las luces.

Pues eso. Igualito, en paralelo, idéntico a las relaciones. La diferencia es que para que el carro funcione requiere de que el dueño le preste atención. Las relaciones requieren de dos prestando atención. En mi caso uno se retiró, así que no vale la pena seguir.

Para mi próximo carro -perdón, mi próxima relación-, haré lo que esté en mis manos para que las luces no se prendan. Y si se prenden, solucionaré los por qués. Salen mejor los mantenimientos preventivos que los correctivos. Esa es la lección más importante que me dejan 3 años de pensar las relaciones como una empresa.

Resulta que no es suficiente. Hay que pensarlas, también, como un carro.

Me di cuenta de eso de ayer para hoy. Espero que les sirva para sus futuros carros, o para los presentes. Todo es cuestión de mantenimiento en esta vida...... Todo.

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