Desde mi olvido selectivo y las reminiscencias de mi pasado, puedo decir que tengo una canasta llena de errores, otra canasta llena de experiencias y ya no tengo más espacio donde meter las lecciones que todas esas cosas han dejado. (Mentira, sí tengo, pero ya llevo como diez canastas de esas)
Muchas de las lecciones más grandes de mi vida las he aprendido sólo viendo a los otros andar. Muchos me han indicado dónde están los muros, los bajones, las escaleras, las rampas, las arenas movedizas y los grandes aciertos y errores en la vida. De todos he aprendido a esquivar o a meterme de lleno en ciertas circunstancias, y hasta ahora he tenido un balance general muy positivo.
Muchas de mis decisiones las he tomado teniendo en cuenta esas guías en el camino. Claro, también aclarando que el camino de ellos no es necesariamente el mío ni tiene por qué ser parecido; pero la vida tiene unos altos y unos bajos establecidos en ciertas etapas por las que todos alguna vez hemos de pasar.
Sin embargo, he tenido que estrellarme (o no digamos "estrellarme" sino "golpearme") un par de veces para vivir en carne propia lo que no tenía forma de saber por otros medios. Bueno, sí tenía forma de saber por otros medios; pero ajá.
Y así, a punta de tropezones, aprendí que si tengo ideas suicidas no debo comentarlas. Que si alguna vez se me ocurre programar algo no debo decirle a todo el mundo. Que cuando me llaman a una entrevista laboral no debo contarlo. Que cuando estoy en una relación por nada del mundo uno debe ser 100% sincero sobre el pasado. Que cuando estoy feliz debo demostrarlo pero sólo un poco para no despertar la cochina envidia en la gente. Que cuando lloro tiene que ser en absoluto silencio para no molestar a nadie.
Ese tipo de cosas.
En lo sentimental (o "amoroso"), he aprendido muchísimo más que en casi todas mis otras "facetas" de vida. Eso de intentar, intentar e intentar para que las cosas no salgan del todo bien una y otra vez me ha llenado de un cúmulo de "no"s y me ha ayudado a identificar aquello que precisamente NO me gusta, NO debo tolerar o NO quiero para mi vida.
No pain, no gain, dice un dicho que hasta ahora sólo aplicaba para el ejercicio físico y para el gimnasio. Sin embargo, se extiende a lo largo de la vida, y aplica para todo.
Puedo decir que a mi cuarto de siglo cargo a mis espaldas un montón de canastas llenas de lecciones de vida... y que mi próxima relación seria (lo cual no quiere decir que sea mi próximo hombre) será mucho más madura, más nutritiva y mucho más "práctica" que las demás.
Así como he triunfado en todos los otros aspectos de mi existencia sólo viendo y oyendo a los demás, triunfaré también en eso que para la mayoría de la gente es un dolor de cabeza.
Mientras tanto le saco el mayor provecho posible a todo el dolor que he sentido, intentando interiorizarlo todo para que Gasmodeo no se lo coma. Y para que mi próxima relación sea totalmente diferente... y que no sea, ni por un solo segundo, algo que no quiero para mí.
Al fin y al cabo esa es la vida, ¿no?
Una oportunidad para aprender, y no para cometer los mismos errores una y otra vez con personas diferentes.
Creo.
Y aunque nadie debe decirle, porque sigo estando muy ardida por lo que pasó, mi más reciente relación ha sido de las lecciones de vida más grandes hasta ahora. Y si ese era el objetivo de eso para mí (más que "hacerlo mejor persona" a él), entonces debo darle las gracias a Dios. Y unas GRACIAS, así, en mayúsculas.
Pero shh... no le digan nada, nadita.
posted by Athenea