Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y es lo último que a mi me queda. Creo.
Ahora mismo le tengo puesta mi esperanza a varias cositas que pueden ir saliendo poco a poco, aunque las puertas no decidan a abrirse ni a dar señales de si se abrirán o no.
Sacando mis proyectos personales-laborales, hablaré del "amor". O más bien, de la pareja.
Estoy haciendo muchas cosas (mentira, sólo ir al gym) por mi misma, porque quiero, porque me quedó gustando, porque creo que ya me hace falta. No puedo decir que salgo con mis amigoS (con S) porque realmente en esta ciudad no es que me queden muchoS (con S), sino más bien unos pocos a los que veo poco.
No puedo decir que estoy en proceso de formación porque no estoy en la u, ni aprendiendo idiomas, ni ningún instrumento musical, ni nada. No puedo decir que estoy trabajando arduamente porque la verdad sea dicha, me levanto tipo 10 de la mañana y paso el día tan frescamente.
Pero sí puedo decir que estoy pensando. Que al menos en él específicamente ya no pienso tanto, ni tan seguido. Que ya no me torturo pensando (tanto) en qué estará haciendo o cómo estará o con quién. Que ya pasé de echarle las culpas a él para volver a echármelas a mi, para terminar "equilibrando" las cosas y filtrando lo que debo tener en cuenta para mejorar.
Eso ha sido últimamente. A veces.
Hace un par de días (el domingo) fue un día de esos en los que me quedo pensando en los por qués, en los cómo, en los cuándo y en cuál habrá sido el sentido de todo. Pensaba y pensaba y terminé llorando hasta quedarme dormida cuando me acosté en la cama. Sentí que todo fue mi culpa, que yo no había hecho lo que tenía que hacer, que había dejado de hacer cosas, que no había dado lo suficiente o que había dado demasiado.
No me sé medir.
Pero ese no era el punto. Al día siguiente amanecí tan tranquila (es que a veces hace falta llorar unas cuantas muchas lágrimas para que se te despeje el lente y veas más claro), y pensaba en que si bien no fue MI culpa o SU culpa, yo tenía que dejar de pensar en esas cosas que ya no tienen importancia y pensar en qué voy a hacer de mi, cómo, y tener las cosas bien definidas para una próxima.
Y ahí voy: una próxima.
Sinceramente, no quiero que haya una próxima. No quiero seguir intentando, no quiero seguir probando a ver qué pasa. Que me presenten a alguien, empezar a salir, escuchar su historia (para que se me olvide, todo se me olvida), contarle la mía y encontrarme en la posición en la que estoy: no tengo mayor cosa que ofrecer o que contar.
No, no estoy deprimida ni triste ni melancólica ni nada. Apúntenle eso a mi mal llamado cinismo.
Y es que es la verdad.
No trabajo en nada fijo, así que un mes tengo dinero y al otro no. Cero estabilidad financiera.
No estoy estudiando nada, así que no tengo de dónde conocer gente o hacer nuevos amigos. Cero vida social.
No tengo hobbies (en serio), ni nada a lo que le dedique gran parte de mi tiempo.
Mis amigos están lejos o los pocos que están aquí cada uno tiene su vida tan definida....
No tengo carro, no tengo casa, no conozco gente (para que tengamos amigos "en común"), no salgo, no nada.
Voy al gym. Voy a la universidad. Duermo. Y lo mismo en el sentido contrario.
Y a eso es a lo que voy.
Se supone que uno se enamora de alguien, más de lo que esa persona es, más de lo que esa persona pueda ofrecerte. A nivel social, económico, personal, laboral o whatever. Y no me vengan con sentimentalismos ni con idealismos que es así.
Pues en mis caminos desde y hacia el gym pienso eso. ¿Qué tengo yo por ofrecer? ¿Qué tengo yo que pueda hacerme interesante a los ojos de alguien?
Y la verdad es que no me he sabido contestar.
Me imagino lo siguiente: me presentan a alguien (digamos que corro con esa suerte y es alguien que me parece interesante y al que yo le puedo parecer físicamente linda -ya tocaré ese punto ahora-), y nos quedamos hablando de política internacional o de variables monetarias, de esas maricadas de las que uno habla cuando recién le presentan a alguien.
Digamos que la conversación se extiende y empezamos a averiguar cosas el uno del otro. Digamos que el man en cuestión tiene carro, trabaja, va al gimnasio y digamos que además, no sé, toca en una banda, o escribe, o tiene una empresa, o juega fútbol, o whatever.
¿Qué diría yo?
- Pues tengo un trabajo temporal, voy al gimnasio y ya. ¿Te dije que tengo un trabajo temporal?
(Venga, no lo diría así textualmente pero esa es la idea, y si es medianamente inteligente leerá eso entre líneas)
Y pues nada, que hasta ahí llega el encanto.
Además dicho lo dicho, visto de jeans y tennis, tengo cara de nenita de 15, no suelo usar demasiado maquillaje y bueno... digamos que no proyecto una imagen de ser alguien de 25, interesante, coqueta, buen "partido"....
Digo.
No, que no estoy triste ni tengo baja autoestima. Sólo estoy haciendo un análisis porque ahora solita es que puedo "corregir" esas cosas. ¿No?
Entonces, volviendo al tema, la esperanza: en cuestiones laborales-académicas-financieras tengo ya mis ojos puestos en alguna esperanza. Si eso no sale, advierto de antemano, ahí sí que me deprimiré muchísimo. Ya no tengo más ganas, ni fuerzas, ni intención de seguir tocando puertas que no se van a abrir. Ya veré que haré, pero eso no es lo que nos incumbe.
En temas del amor, que es EL TEMA, no sé si tengo esperanza.
No sé si tengo esperanza porque no sé qué quiero.
Hay días que quiero que alguien me abrace, tener a alguien a quien llamar o mandarle un mensajito de texto cariñoso para sorprenderlo en su rutina. Hay días que quiero llegar a casa y que nos encontremos, que nos pongamos a leer juntos un libro o que nos contemos las cosas buenas y malas del día.
Hay días en los que por el contrario, quiero quedarme sola forever, sin que nadie me moleste, sin tener que dar explicaciones ni resolver peleas, sin nadie a quien tener que llevar o traer o esperar o buscar, sin nadie a quien celar o de quien depender.
Tiendo más a la idea (realista-cínica) de que me voy a quedar sola. No porque me haya "tocado" sino por decisión. Porque yo no sé bien quién soy o qué quiero, y no sé qué tengo de interesante o constructivo para ofrecerle a alguien que no pueda encontrar igual en otra mujer que sea más bonita, más extrovertida, más abierta y con más amigos (y de paso más plata) que yo.
Y si yo no sé qué quiero o quién soy.... pues no puedo esperar a que otra persona lo sepa y me llene vacíos que no sé qué forma tienen y que no sé con qué se supone que los debo llenar.
La verdad es que no sé. A veces pienso en tomar una decisión radical y dedicarme el 90% de mi tiempo de vida a producir y a trabajar, para tener la mente ocupada en otras cosas y que el tiempo pase mientras mi cuenta de banco engorda considerablemente. Así puedo tener mi casa, mi carro, mis cosas y pasar tiempo haciendo vainas productivas que sean un reto para mi inteligencia y profesión.
A veces pienso en que además, sería lindo tener a alguien con quien compartir la existencia (que sólo es una), y que entonces no podría trabajar el 90% de mi tiempo porque no sabría bien cómo dividir el 10% restante entre esa persona, mis horas de sueño y yo. Pero eso, sinceramente, lo veo poco factible.
Soy una persona que jode mucho en las relaciones, y he de admitirlo. Soy absorbente, celosa si me dan pie para serlo, requiero mucho tiempo, detalles y atención. Nunca es suficiente, da igual que sean 10 minutos o 10 días, nunca es suficiente y siempre quiero más. Y la verdad es que bueno... no sé bien cómo cambiarlo, porque es más fácil cambiarme que pensar en que alguien se amañará a eso o le gustará.
Entonces no sé. No sé si tengo esperanza de encontrar a una persona que definitivamente me haga replantearme mi forma de ser o de ver las cosas (que seamos realistas, es poco poco poco probable), o si definitivamente ya perdí la esperanza y siento que para qué molestarme en estar con alguien si al final uno vive la vida solo.
No sé. No sé.
Pregunta: Si la esperanza es lo último que se pierde, y yo no sé si tengo esperanza... ¿eso quiere decir que todavía tengo algo que perder, o que ya definitivamente lo perdí todo?
posted by Athenea