Sería bueno que mi vida tomara la decisión de decidirse.
Me haría todo mucho más fácil.
Estoy en un momento de mi vida en el que apenas vislumbro unas cuatro puertas que pueden abrirse. La niebla se ha despejado sobre ellas y ya he tocado tres de ellas. La cuarta la tocaré mañana. O pasado.
Todas me llevan por rumbos diferentes. Todas son igual de favorables, todas igual de anheladas.
Unas me dan unas oportunidades que otras no, unas me "quitan" otras cosas pero le añaden otros puntos importantes.
Lo malo es que no está en mis manos abrirlas. Ninguna de ellas las puedo abrir yo. Todas se abren desde adentro.
Entonces, vuelvo a estar en las mismas: esperando a que mi vida tome la decisión de decidirse, porque lo único que yo puedo hacer desde fuera es tocar... y ya he tocado todas. Incluso he tocado algunas que no debí haber tocado...
Les tengo mucha fe a todas. Unas porque me permiten avanzar, otras porque son un reto, otras porque me asegurarán un tiempo.
Yo soy impaciente, muy MUY impaciente. Y me desespera esperar, que las cosas no dependan de mi y que aún así de eso dependa mi vida y lo que será de ella.
Me desespera enormemente. ENORMEMENTE.
Es que ya mi vida ha estado en manos de mi vida muchas veces, y ella nunca ha sido capaz de tomar una decisión. Siempre me ilusiona, me muestra puertas, ventanas y caminos, y así como les despeja la niebla para que pueda verlos, los vuelve a tapar y a hacer invisibles y me deja sin nada, siempre con una ilusión, siempre con unos planes hechos, siempre.
Entonces a pesar que les tengo fe, ya no sé si creer(les). Que se abra lo que se tenga que abrir, que salga lo que tenga que salir, pero que salga o se abra ALGO.
Es que la indecisión de mi vida me está matando.... yo me decido a tocar, y la vida no se decide a abrirme.
¿No les pasa?
