Osito


posted by Athenea

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Tengo un osito casi desde que tengo uso de razón. No recuerdo tenerlo cuando estaba pequeña y vivía en otro país; pero sí desde que volví a éste.

Ha dormido conmigo el 90% de mis noches, porque ya de grande prefiero dejarlo en casa, no sea lo que me pase lo que ya me pasó: olvidarlo en el sitio donde me quedo. Y es que yo soy demasiado despistada.

Este pequeño precioso me ha acompañado siempre al dormir. De pequeña, cuando tenía sueños recurrentes con brujas y esqueletos (las cosas más terroríficas para mí en esos días), lo abrazaba fuerte y decía una pequeña oración con los ojos cerrados.  Mi osito me escuchaba y me devolvía el abrazo, dándome seguridad porque no estaba sola en mi cama.

Cuando fui creciendo también estuvo conmigo. Debe saberse igual todas las canciones de Radio Tiempo que escuchaba antes de dormir. Me ha visto llorar infinidad de veces, por cosas que me pasaban en el colegio, en la universidad, con los amiguitos, los noviecitos, el trabajo y los novios como tal. Principalmente han sido cosas del corazón... tristezas que le oculto a todo el mundo menos a él, porque él está conmigo todas las noches de su vida.

Ha orado conmigo, ha llorado conmigo. Me ha ayudado, en silencio y con su pelaje cálido, a recoger los pedazos de mi corazón roto, a secarme las lágrimas de los ojos y a calmar mi rabia.  Ha estado ahí. Siempre.

Es de las pocas "cosas" a las que estoy apegada y a las que guardo demasiado demasiado cariño. Podría decir que amo a mi osito, sí.  Es de las pocas "cosas" -porque no lo veo como una cosa- con las que definitivamente no podría dejar de vivir.  Si me voy del país o de la ciudad por mucho tiempo, irá conmigo. Si me caso, irá conmigo. Es pequeño, cabe entre mis brazos y no molesta a nadie.

Es café, y tiene su piel raída como ahora está mi corazón. Es pequeño, pero le cabe todo el amor del mundo, y cabe entre mis antebrazos. Se ha ido descosiendo, como se descose la vida de uno a veces; pero así como uno se remienda, yo lo he remendado a él. Tiene los ojos pequeños y redondos, unos ojos negros parecidos a los míos. Tiene su nariz chiquita, que varias veces me ha tocado pegarle con goma. Sus manitos y pies son perfectas. Y su pancita y su espalda son lo más lindo que tengo.

Él sabe, me conoce.  Sabe qué he hecho en cada momento de mi vida, con quién y por qué. Ha contado todas mis lágrimas y mis rencores. Ha aliviado mis penas, y me he aferrado a él como si no hubiera más nadie en el mundo que pudiera abrazarme.

Mi osito. No tiene nombre, yo no soy de las que bautizo las cosas. Es mi osito. Mi osito perfecto, un reflejo de mí aunque esté ya viejito. No quiero reemplazarle el peluche porque ya no sería el mismo. Yo lo amo así, con la piel raída, cosido mil veces y con una nariz que se le vive cayendo.

Así como espero que me quieran a mí.

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