Yo y las promesas


posted by Athenea

2 comments

Y es que no es "las promesas y yo", como sería correcto gramaticalmente hablando; porque voy a hablar de cómo las veo a ellas y mis experiencias con ellas.

Yo las detesto, las odio, no las quiero ver por ninguna parte.  Antes creía en ellas, supongo que de muy pequeña, cuando tal vez (aquí haciendo reminiscencias y catarsis) alguna psicóloga de mi infancia me prometió que no contaría nada y terminé sentada en una mesa con mis papás y los directivos del colegio.  Es probable.

El caso es que ahora no las tolero. Y no es necesario que una promesa lleve un "lo prometo" o un "prométemelo" para que lo sean. Basta con afirmar algo con suficiente seguridad para que lo sea. Ejemplos:

Mi ex- ex-novio (que creo que no se dice así, sino algo así como mi ex-novio anterior a este ex-novio; es decir, el español), me dijo una cosa que siempre esperé.  En aquella época aún no me había graduado de la universidad, y me dijo tan seguro de sí mismo: "Por mis huevos que estoy el día de tu grado orgulloso de ti".  Pues se le habrán caído, o podrido, o habrán dejado de funcionar. No estuvo. Y mejor que no estuviera... pero pobres sus huevas, digo. Jiji.

Mi último ex-novio (¿así se dirá?.. qué vaina) me escribía en todas partes "Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro". Y bueno, ya ven. Estamos cada uno por su lado.  Su definición de "siempre" como que es la de "casi 3 años". ¿Cómo definirá "eternidad"? Joder.

Esas son promesas que no son promesas. Como cuando te dicen que van a ir a comer helado y no van.

Así, verán que odio las promesas. No me digan las cosas, cúmplanlas. Nunca pido que me prometan nada, ni yo prometo nada nunca jamás.  Yo hago. Puede que diga o no diga, pero hago. Porque prefiero hacerme compromisos a voluntad, que promesas que luego me veré obligada a cumplir de mala gana.

Por ahí derecho, antes me gustaban las sorpresas. Qué nada, miento: me encantan las sorpresas. Porque son la manifestación real de una promesa no hecha, de un compromiso adquirido por dentro.

Uno se sorprende cuando le llevan flores, pero si lo prometen, o uno las pide y dicen "sí, yo te las llevo" ya pierde la gracia. Y la pierde aún más cuando no las llevan aún luego de haber dicho que lo harían.

Sí, estoy resentida con las promesas. Porque para mí nunca se han cumplido. Porque son más frágiles que mi estado de ánimo o que los mil jarrones chinos que le partí a mi mamá de pequeña. Porque no valen la pena, porque nunca me han funcionado.

Que nadie me venga con que tal vez en un tiempo funcionarán con alguien o algo más... no... El único que ha funcionado con respecto a las promesas es Dios, porque Él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.

El resto de los mortales, están jodidos. No me prometan, no me prometan.  No digan cosas que no van a cumplir. Cúmplanlas y y ya.

Olvídense de eternidades, cúmplanme los días. Olvídense del futuro, háganme el presente. Olvídense de las intenciones, demuéstrenme con actos.

No quiero más mentirosos en mi vida. No quiero más intenciones muertas, no quiero más pensamientos callados. No quiero más promesas sin cumplir, aunque no hayan tenido el verbo "prometer".  No quiero más ilusiones ni expectativas sin fundamento. Quiero actos, quiero demostraciones, quiero solidez.

Yo estoy de pelea perenne con las promesas. Entiéndanlo de una vez todos. Dejen de prometer.... pasen a las acciones.

Perdón por la "rabia" del post. Pero es que no hay forma "calmada" de expresar un disgusto tan profundo por algo que se empeñan en usar en mi vida y que no da resultados. Sorry.

2 comments

Leave a Reply

¿Cuál es tu historia?